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Jeremías 16:4 - Versión Biblia Libre

4 Morirán de enfermedades mortales. Nadie los llorará. Sus cuerpos no serán enterrados, sino que yacerán en el suelo como el estiércol. Serán destruidos por la guerra y el hambre, y sus cuerpos serán alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con hambre serán consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 morirán de enfermedades terribles. Nadie llorará por ellos ni tampoco los enterrarán, sino que yacerán dispersos sobre el suelo como si fueran estiércol. Morirán por la guerra y morirán de hambre, y sus cuerpos serán comida para los buitres y los animales salvajes».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Todos morirán miserablemente, sin que ni siquiera los lloren ni los sepulten. Sus cadáveres se pudrirán sobre la tierra y servirán de comida para las aves de rapiña y para las fieras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Morirán de muerte cruel. No serán llorados ni sepultados: serán como estiércol sobre el campo. Serán consumidos por la espada y el hambre, y sus cadáveres serán pasto de las aves de los cielos y de las bestias de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 morirán de enfermedades angustiosas, no serán llorados ni enterrados, sino que servirán de estiércol sobre la superficie de la tierra. Perecerán a espada y de hambre y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las fieras de la tierra'.

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Jeremías 16:4
33 Referencias Cruzadas  

Los perros se comerán a Jezabel, la mujer de Acab, en el solar de Jezrel, y nadie la enterrará’”. Entonces el joven profeta abrió la puerta y salió corriendo.


Sus sacerdotes fueron asesinados con espadas y sus viudas no pudieron hacer duelo por ellos.


Fueron destruidos en Endor y se convirtieron en estiércol para fertilizar la tierra.


Todos ellos quedarán como carroña para las aves de rapiña de las montañas y para los animales salvajes. Las aves se las comerán en verano, y todos los animales salvajes en invierno.


Por eso el Señor arde de ira contra su pueblo. Ha levantado su mano y los ha golpeado, sacudiendo las montañas y dejando sus cadáveres tirados como basura en las calles. A pesar de todo esto, su cólera no ha terminado, y su mano sigue levantada.


Aquí mismo, en este lugar, voy a echar a perder los planes de Judá y Jerusalén. Dejaré que sus enemigos que quieren matarlos vengan y hagan exactamente eso. Sus cadáveres serán alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes.


Mataré a los que viven en esta ciudad, a los seres humanos y a los animales. Morirán a causa de una terrible plaga.


Los muertos por el Señor en ese momento cubrirán la tierra de un extremo a otro. Nadie los llorará, ni los recogerá, ni los enterrará. Serán como montones de estiércol tirados en el suelo.


Esto es lo que dice el Señor: No me has obedecido. No has anunciado la libertad para tus esclavos, tu propio pueblo. Así que ahora les anuncio la “libertad”, declara el Señor: ¡Libertad para ser asesinados por la guerra, por la enfermedad y por el hambre! Haré que todos los reinos del mundo se horroricen de ustedes.


Sus cadáveres se convertirán en alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes.


Esto es lo que dice el Señor acerca de Joacim, rey de Judá: No tendrá a nadie que lo suceda como rey, sentado en el trono de David. Su cuerpo será arrojado para que repose en el calor del día y en el frío de la noche.


Voy a destruirlos a ustedes, los que quedaron, los que decidieron ir a Egipto a vivir allí. Morirán allí, serán asesinados por espada o por hambre. Seas quien seas, desde el más pequeño hasta el más importante, morirá por espada o por hambre; y te convertirás en una palabra de maldición, en algo horrible, en un insulto, en una expresión de condena.


“Me ocuparé de ellos en el sentido malo y no en el bueno. Todo el pueblo de Judá que esté en Egipto morirá por la espada o por el hambre, hasta ser aniquilado.


Los cadáveres de este pueblo serán alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes, y no habrá nadie que los espante.


Díganle a todos que esto es lo que dice el Señor: Los cadáveres quedarán donde caen como el estiércol en los campos, tirados allí como tallos de grano recién cortado detrás del segador, sin que nadie los recoja.


Los muertos por la espada están mejor que los que mueren de hambre, que se consumen lentamente en la agonía porque los campos no producen cosechas.


Dile al pueblo de Israel que esto es lo que dice el Señor Dios: Estoy a punto de hacer impuro mi santuario, ese lugar del que estás tan orgulloso y que crees que te da poder, el lugar que tanto amas, el lugar que te hace feliz. Tus hijos e hijas que dejaste atrás serán muertos por la espada.


“Un tercio de tu pueblo morirá de enfermedad o de hambre dentro de la ciudad; un tercio morirá a espada fuera de los muros de la ciudad; y un tercio lo esparciré al viento en todas direcciones, y soltaré una espada detrás de ellos para perseguirlos.


Traeré angustia sobre la humanidad, haciéndolos caminar como ciegos porque han pecado contra el Señor. Su sangre se derramará como una gran cantidad de polvo, y sus intestinos como el excremento.


Entonces el Señor te golpeará con una enfermedad que te hará consumir, con una fiebre severa e hinchazón como si te estuvieras quemando, mientras que tus cosechas serán dañadas por la sequía y la plaga y el moho. Estos te atacarán hasta que mueras.


Tu cadáver será alimento para las aves de rapiña y los animales salvajes, y no habrá nadie que los espante.


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