Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Jeremías 12:3 - Versión Biblia Libre

3 Pero tú me conoces, Señor, me ves, y examinas lo que pienso de ti. Arrastra a esta gente como si fueran ovejas para ser sacrificadas; apártalas para el momento de su muerte.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 En cuanto a mí, Señor, tú conoces mi corazón; me ves y pruebas mis pensamientos. ¡Arrastra a esta gente como se lleva a las ovejas al matadero! ¡Apártalos para la masacre!

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 En cambio, a mí me conoces, Yavé; me has visto y has comprobado que mi corazón está contigo. Llévatelos como ovejas al matadero y señálalos para el día de la matanza.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

3 °Y Tú, oh YHVH, me examinas y me conoces, Tú me has visto y has probado mi corazón para contigo. ¡Arrebátalos como a ovejas al matadero; Conságralos para el día del degüello!

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Yahveh, tú me conoces, me ves, sabes que mi corazón está contigo. Sepáralos como ovejas para el matadero, conságralos para el día de la matanza.

Ver Capítulo Copiar




Jeremías 12:3
23 Referencias Cruzadas  

“Por favor, recuerda Señor cómo te he seguido fielmente con todo mi corazón. He hecho lo que es bueno a tus ojos”. Entonces Ezequías gritó y lloró.


Yo sé, Dios mío, que tú miras por dentro y te alegras cuando vivimos bien. Todo lo he dado de buena gana y con un corazón honesto, y ahora he visto a tu pueblo aquí dando felizmente y de buena gana para ti.


“Sin embargo, él siempre sabe a dónde voy. Cuando me haya probado, saldré brillante como el oro.


El Señor examina a los que hacen el bien así como a los que hacen el mal, pero aborrece a los que aman la violencia.


Examíname cuidadosamente, ¡Oh, Dios! Para que puedas estar seguro de lo que verdaderamente siento. Revísame, para que puedas saber lo que realmente pienso.


Has conocido mis pensamientos, me has visitado por la noche, me has examinado, y no has encontrado nada malo. Me prometí a mí mismo que no diría nada indebido.


¡El Señor es mi luz y mi salvación! ¿Quién podrá asustarme? ¡El Señor es la fortaleza de mi vida! ¿De quién he de sentirme aterrorizado?


Por favor, ponle fin a todo el mal hecho por los malvados. Vindica a los que hacen el bien, porque tú eres el Señor de justicia que examina las mentes y los corazones.


Tú sabes lo que me pasa, Señor. Por favor, acuérdate de mí y cuida de mí. Castiga a mis perseguidores. Por favor, ten paciencia, ¡no me dejes morir! Tú sabes que soporto las críticas porque quiero honrarte.


Pero no he tenido prisa por dejar de ser tu pastor. No he querido que llegara el tiempo de los problemas. Sabes que todo lo que he dicho lo he dicho delante de ti.


Avergüenza a mis perseguidores, pero no a mí. Aterrorízalos a ellos, pero no a mí, haz que experimenten el tiempo de la angustia, y hazlos pedazos.


Señor Todopoderoso, tú sabes sin lugar a dudas quién vive bien. Tú examinas los pensamientos y sentimientos de la gente. Así que deja que tu castigo caiga sobre ellos, porque he confiado en ti para que juzgues mi caso.


Moab va a ser destruido y sus ciudades conquistadas. Sus mejores jóvenes serán asesinados, declara el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso.


Maten a todos sus novillos con la espada; que sean masacrados. Qué desastre para ellos, porque ha llegado su hora de ser castigados.


Caerán heridos en sus calles, muertos en el país de Babilonia.


“Cuida de mis ovejas”, le dijo Jesús. “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” le preguntó por tercera vez. Pedro estaba triste de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si él lo amaba. “Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo”, le dijo Pedro. “Cuida de mis ovejas”, dijo Jesús.


Han disfrutado una vida de lujos aquí en la tierra, llenos de placer y autocomplacencia, engordándose para el día del sacrificio.


Estas personas son como bestias sin razón, que nacen para ser capturadas y destruidas. Condenan cosas que no conocen, y serán destruidos como animales.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos