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Génesis 7:11 - Versión Biblia Libre

11 Noé había cumplido 600 años, cuando en el día número diecisiete del segundo mes, todas las aguas que estaban debajo de la tierra estallaron y atravesaron el suelo, y una fuerte lluvia cayó del cielo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Cuando Noé tenía seiscientos años, el día diecisiete del segundo mes, todas las aguas subterráneas entraron en erupción, y la lluvia cayó en grandes torrentes desde el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Cuando Noé contaba seiscientos años de vida, el día diecisiete del segundo mes del año, brotaron todos los manantiales del fondo del mar, mientras se abrían las compuertas del cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 En el año seiscientos de la vida de Noé, en el segundo mes, el día diecisiete del mes, ese mismo día reventaron todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas de los cielos fueron abiertas,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el segundo mes, el día diecisiete del mes, en ese día reventaron todas las fuentes del gran abismo y se abrieron las compuertas del cielo;

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Génesis 7:11
27 Referencias Cruzadas  

Así que Dios hizo una expansión para separar las aguas que estaban arriba de las aguas, de las aguas que estaban debajo. Y así sucedió.


“Yo mismo voy a enviar un diluvio a la tierra que destruirá todo lo que respire. Todo ser vivo sobre la tierra morirá.


Noé tenía 600 años cuando las aguas inundaron la tierra.


En el vigésimo séptimo día del segundo mes, la tierra estaba seca.


Las aguas subterráneas se cerraron, y la lluvia se detuvo.


También el oficial que era ayudante del rey le había dicho al hombre de Dios: “¡Mira, aunque el Señor abriera ventanas en el cielo no podría suceder lo que tú dices!” Y Eliseo había respondido: “Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso”.


El oficial que era ayudante del rey le dijo al hombre de Dios: “¡Aunque el Señor abriera ventanas en el cielo no podría suceder lo que tú dices!”. Eliseo respondió: “Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso”.


Si Dios retiene las aguas, todo se seca; si las suelta, la tierra se inunda.


Cavan una mina lejos de donde vive la gente o lejos de donde la gente pueda pasar. Se agarran de cuerdas que cuelgan en las fosas.


“¿Has entrado en las fuentes del mar? ¿Has explorado sus profundidades ocultas?


¿Quién es tan inteligente como para contar las nubes? ¿Quién puede voltear los cántaros de agua del cielo sobre sus lados


Reúne las aguas de los mares, mantiene almacenadas las profundidades del océano.


Tú fuiste Aquél que hizo fluir los ríos y fuentes de aguas. También hiciste que los ríos permanentes se secaran.


Fue gracias a su conocimiento que las aguas de las profundidades fueron liberadas, y las nubes enviadas como rocío.


Los que huyan aterrorizados caerán en una fosa, y los que escapen de la fosa serán atrapados en un lazo. Las ventanas del cielo se abren; los cimientos de la tierra tiemblan.


La tierra tiembla por completo, se desgarra y se sacude violentamente.


¿No tienen miedo de lo que puedo hacer? declara el Señor. ¿No creen que deberían temblar en mi presencia? Yo soy el que puso la orilla como límite del mar, un límite eterno que no puede cruzar. Las olas chocan contra ella, pero no pueden vencerla. Rugen, pero no pueden cruzar la barrera.


Las aguas de los cielos llueven con estruendo por orden suya. Él hace que las nubes se eleven por toda la tierra. Hace que el rayo acompañe a la lluvia, y envía el viento desde sus almacenes.


“Porque esto es lo que dice el Señor Dios: Te convertiré en una ruina como las demás ciudades deshabitadas. Haré que el mar se levante para cubrirte con aguas profundas.


Traigan todo el diezmo a la tesorería para que haya alimento en mi Templo. Pruébenme en esto, dice el Señor Todopoderoso, y yo abriré las ventanas de los cielos y haré que sobreabunden las bendiciones tanto que no tendrán lugar para ellas.


Será como en los días antes del diluvio, donde todos comían y bebían y se casaban y se entregaban en matrimonio, hasta el día que Noé entró al arca.


Cuando la gente hable de paz y seguridad, de repente vendrá destrucción sobre ellos. Será como el inicio repentino de los dolores de parto, y ciertamente no escaparán.


Por el agua, el mundo que existía en ese entonces fue destruido, inundado por ella.


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