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Éxodo 24:6 - Versión Biblia Libre

6 Moisés puso la mitad de la sangre en tazones y roció la otra mitad en el altar.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Moisés dejó escurrir la mitad de la sangre de estos animales en unos tazones; la otra mitad la salpicó sobre el altar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Moisés tomó la mitad de la sangre y la echó en vasijas; con la otra mitad roció el altar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en tazones, y la otra mitad de la sangre la derramó sobre el altar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y con la otra mitad roció el altar.

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Éxodo 24:6
22 Referencias Cruzadas  

Abandonaron sus reglamentos y el pacto que había hecho con sus antepasados, así como los decretos que les había dado. Siguieron ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles, imitando a las naciones vecinas que el Señor les ordenó no imitar.


Moisés y Aaron estuvieron entre sus sacerdotes; Samuel también le rogó. Ellos clamaron al Señor por ayuda, y él les respondió.


Cojan un manojo de hisopo, mójenlo en la sangre de la palangana y pónganlo en la parte superior y en los lados del marco de la puerta. Ninguno de ustedes saldrá por la puerta de la casa hasta la mañana.


Tomarán un poco de sangre y la pondrán a los lados y en la parte superior de los marcos de las puertas de las casas en las que coman.


Entonces Moisés tomó la sangre, la roció sobre el pueblo y dijo: “Mira, esta es la sangre del pacto que el Señor ha hecho contigo siguiendo estos términos”.


Sacrifiquen el carnero, tomen su sangre y salpicaalrededor del altar.


Luegosacrifica el carnero y pon un poco de su sangre en los lóbulos de las orejas derechas de Aarón y sus hijos, en los pulgares de sus manos derechas y en los dedos gordos de sus pies derechos. Salpica el resto de su sangre alrededor del altar.


No será como el acuerdo que hice con sus antepasados cuando los tomé de la mano y los saqué de Egipto. Ellos rompieron ese acuerdo, aunque yo les fui fiel como un esposo, declara el Señor.


Debes matarlo en el lado norte del altar en presencia del Señor, y los hijos de Aarón, los sacerdotes, deben tomar la sangre y rociarla en todos los lados del altar.


Debes matar el toro en presencia del Señor, y los hijos de Aarón, los sacerdotes, deben tomar la sangre y rociarla por todos los lados del altar a la entrada del Tabernáculo de Reunión.


Pon tu mano en la cabeza de la ofrenda y mátala a la entrada del Tabernáculo de Reunión. Entonces los hijos de Aarón los sacerdotes rociarán la sangre por todos los lados del altar.


Pon tu mano en la cabeza de la ofrenda y mátala delante del Tabernáculo de Reunión. Entonces los hijos de Aarón los sacerdotes rociarán la sangre a todos los lados del altar.


El sumo sacerdote mojará su dedo en la sangre y rociará un poco de ella siete veces delante el Señor, frente del velo del santuario.


De la misma manera tomó la copa, y dijo: “Esta copa es el nuevo acuerdo, sellado con mi sangre. Acuérdense de mí cuando la beban.


y por medio de él reconciliar todas las cosas en el universo consigo mismo, pues logró la paz por medio de la sangre de su cruz, reconciliando a todos los que están en la tierra y en el cielo con él.


Han venido a Jesús, quien participa con nosotros de esta nueva relación de pacto; han venido a la sangre esparcida que tiene más valor que la de Abel.


No será como el pacto prometido que hice con los ancestros cuando los llevé de la mano fuera de la tierra de Egipto. Porque ellos no cumplieron con su parte en la relación que habíamos acordado, y por eso los abandoné, dice el Señor”.


Por eso el primer pacto fue establecido con sangre.


Después que Moisés presentó todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de cabras y becerros junto con agua y roció el libro y también a todo el pueblo, usando lana escarlata e hisopo.


Del mismo modo, Moisés roció la sangre en el tabernáculo y en todo lo que se usaba para el culto.


Sino que fueron liberados con la preciosa sangre de Cristo, que fue como un cordero sin mancha ni defecto.


Ustedes fueron elegidos por Dios, el Padre, en su sabiduría, y son un pueblo santo por el Espíritu, que obedece a Jesucristo y que está rociado con su sangre. Tengan gracia y paz cada vez más.


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