Aunque somos el mismo pueblo que nuestros acreedores y aunque nuestros hijos son los mismos que los suyos, vamos a tener que convertir a nuestros hijos e hijas en esclavos. De hecho, algunas de nuestras hijas ya han sido esclavizadas, pero no podemos hacer nada, porque nuestros campos y nuestras viñas son ahora propiedad de otros”.