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2 Samuel 19:28 - Versión Biblia Libre

28 Toda la familia de mi abuelo sólo podía esperar la muerte de Su Majestad, pero usted me incluyó a mí, su siervo, entre los que comen en su mesa. Entonces, ¿qué derecho tengo a pedirle al rey algo más?” .

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

28 Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para clamar más al rey?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Todos mis parientes y yo solo podíamos esperar la muerte de su parte, mi señor, ¡pero en cambio me honró al permitirme comer a su propia mesa! ¿Qué más puedo pedir?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Pero mira cómo me ha calumniado ante ti. Mas mi señor el rey es como el ángel de Yavé, que actúe ahora como mejor le parezca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 porque aun cuando toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, pusiste a tu siervo entre los que comen a tu mesa, ¿y qué derecho tendría yo aún para reclamar más al rey?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Pero él ha calumniado a tu siervo ante mi señor, el rey. Sin embargo, mi señor, el rey es como el ángel de Dios. ¡Haz, pues, lo que bien te parezca!

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2 Samuel 19:28
12 Referencias Cruzadas  

No merezco todo el amor y la fidelidad que has mostrado a tu siervo. Crucé el Jordán hace años con sólo mi bastón, y ahora tengo dos grandes campamentos.


Y pensé: ‘Que lo que diga Su Majestad me traiga la paz, pues Su Majestad es capaz de distinguir entre el bien y el mal, como un ángel de Dios. Que el Señor, tu Dios, esté contigo’”.


Lo hizo para mostrar el otro lado de la situación, pero Su Majestad es tan sabio como un ángel de Dios, y usted sabe todo lo que sucede en este país”.


Pero si dice: ‘No estoy conforme contigo’, aquí estoy. Que me haga lo que mejor le parezca”.


“¿Dónde está el nieto de tu amo?” , preguntó el rey. Siba respondió: “Ha decidido quedarse en Jerusalén. Dice: ‘Hoy el pueblo de Israel me devolverá el reino de mi abuelo’”.


“¿Para qué hablar más de estos asuntos tuyos?” respondió David. “He decidido que tú y Siba se repartan la tierra”.


Tú y tus hijos y los trabajadores deben cultivar la tierra para él y traer el producto, para que el nieto de tu amo tenga comida. Pero Mefi-boset, el nieto de tu amo, comerá siempre en mi mesa”. Siba tenía quince hijos y veinte trabajadores.


Pero Mefi-boset vivía en Jerusalén, porque siempre comía en la mesa del rey, y era cojo de ambos pies.


Cuando pasaron los siete años, ella regresó del país de los filisteos y fue a ver al rey para pedirle que le devolviera su casa y sus tierras.


No has hecho nada bien. Vive el Señor, que todos ustedes merecen morir, porque no protegieron a su amo, el ungido del Señor. Miren a su alrededor. ¿Dónde están la lanza y el cántaro del rey que estaban junto a su cabeza?”


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