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2 Corintios 10:8 - Versión Biblia Libre

8 Aunque pareciera que me enorgullezco mucho de nuestra autoridad, no me avergüenzo de ello. El Señor nos dio esta autoridad para edificarlos a ustedes, no para destruirlos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Porque aunque me gloríe algo más todavía de nuestra autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Pareciera que estoy jactándome demasiado de la autoridad que nos dio el Señor, pero nuestra autoridad los edifica a ustedes, no los destruye. Así que no me avergonzaré de usar mi autoridad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Y aunque parezca demasiado seguro del poder que el Señor me dio para edificarlos, no para destruirlos, no me avergonzaré de haberlo dicho.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Porque, aunque me gloriara algo más acerca de nuestra autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Y aunque me haya jactado algo excesivamente de la autoridad que el Señor nos dio para edificación vuestra y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré;

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2 Corintios 10:8
12 Referencias Cruzadas  

El propósito de esto no es dictarles la manera en que deben relacionarse con Dios, sino porque queremos ayudarlos a tener una experiencia de gozo, porque es a través de la fe en Dios que permanecemos firmes.


Nuestras armas no son de este mundo, pero tenemos el poder de Dios que destruye fortalezas del pensamiento humano, y derriba teorías engañosas.


No intento asustarlos con mis cartas.


Quizás ustedes están pensando que todo este tiempo hemos estado tratando de defendernos a nosotros mismos. No, hablamos de Cristo ante Dios. Todo lo que hacemos, amigos, es por beneficio de ustedes.


No sería un necio si quisiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no me jactaré, para que nadie me tenga en un concepto más alto que lo que ve que hago o me oyen decir.


Por eso les escribo sobre esto ahora que no estoy con ustedes, para que cuando sí esté allá, no tenga necesidad de tratarlos con dureza e imponiendo mi autoridad. El Señor me dio autoridad para edificar, no para destruir.


No podemos hacer nada contra la verdad, solo en favor de la verdad.


Me enorgullecí de ustedes al hablar con él, y no me defraudaron. Así como todas las demás cosas que les digo son verdaderas, mis elogios sobre ustedes hacia Tito resultaron ser verdaderos también.


Les hablo con confianza porque estoy orgulloso de ustedes. Son una fuente de ánimo para mí. Y estoy muy contento de ustedes a pesar de todas nuestras dificultades.


Esta carta viene de Pablo, un apóstol no designado por ninguna organización o autoridad humana. Muy por el contrario, fui designado por Jesucristo y Dios, el Padre, quien levantó a Jesús de entre los muertos.


Esa también es una razón por la cual sufro todas estas cosas, pero no me avergüenzo, porque sé en quién he confiado. Estoy seguro de que él puede cuidar de lo que le he confiado hasta el Día de su regreso.


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