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1 Samuel 9:20 - Versión Biblia Libre

20 En cuanto a los burros que perdiste hace tres días, no te preocupes por ellos porque los han encontrado. Pero ahora, la esperanza de todo Israel descansa en ti y en tu linaje”

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Y de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Y no te preocupes por esos burros que se perdieron hace tres días, porque ya los encontraron. Además, estoy aquí para decirte que tú y tu familia son el centro de todas las esperanzas de Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Sobre todo no te preocupes por las burras que perdiste hace tres días, porque ya las hallaron. Pero ¿para quién serán los primeros puestos en Israel? ¿Tal vez para ti y la casa de tu padre?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En cuanto a las asnas que se te perdieron hace tres días, no tengas cuidado de ellas, porque han sido halladas. Además, ¿para quién es todo lo deseable de Israel sino para ti y para toda la casa de tu padre?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Y en cuanto a las asnas que se te extraviaron hace tres días, no te preocupes por ellas; ya han aparecido. Por otra parte, ¿a quién pertenece lo más precioso de Israel, sino a ti y a toda la casa de tu padre?'.

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1 Samuel 9:20
11 Referencias Cruzadas  

“Además, por mi devoción a la casa de mi Dios, ahora doy mi fortuna personal de oro y plata, además de todo lo que he provisto para esta santa casa.


No confíen en el dinero que es producto de la extorsión y el robo. No se enorgullezcan de su riqueza incluso si es producto del éxito. No hagan del dinero su razón de vivir.


Fijen sus mentes en lo que está arriba y no aquí en la tierra.


“Nos aseguró que los burros habían sido encontrados”, respondió Saúl. Pero Saúl no le dijo a su tío lo que Samuel le había dicho que sería rey.


Así que aquí está el rey que ustedes han elegido, el que pidieron. Miren: ¡el Señor se los entrega ahora como su rey!


Sin embargo, si se niegan a hacer su voluntad y se rebelan contra las instrucciones del Señor, entonces el Señor estará contra ustedes como lo estuvo contra sus antepasados.


Y justo antes de morir, las mujeres que la atendían le dijeron: “No te rindas, has dado a luz un hijo”. Pero ella no contestó ni dio ninguna respuesta.


Pero el pueblo se negó a escuchar lo que Samuel decía. “¡No!”, insistieron. “¡Queremos nuestro propio rey!


“Mira” – le dijeron – “tú ya eres viejo y tus hijos no siguen tus caminos. Elige un rey que nos gobierne como a todas las demás naciones”.


“Yo soy el vidente”, le dijo Samuel a Saúl. “Sube delante de mí y comeremos juntos. Luego, por la mañana, responderé a todas tus preguntas y te enviaré por el camino.


En cierta ocasión, los burros del padre de Saúl, Cis, se extraviaron. Cis le dijo a su hijo Saúl: “Por favor, ve a buscar los burros. Puedes llevar a uno de los siervos contigo”.


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