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Lucas 7:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

13 Al verla el Señor, tuvo compasión de ella y le dijo: ―No llores.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores», le dijo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: 'No llores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Al verla, el Señor fue movido a compasión a causa de ella, y le dijo: No llores.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Al verla, el Señor sintió compasión de ella y le dijo: 'No llores más'.

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Lucas 7:13
36 Referencias Cruzadas  

El Señor es para nosotros como un padre, compasivo para con los que le temen.


pero tú, Señor, eres misericordioso y bueno, Dios, lento para enojarte, y lleno de gran amor y verdad.


¡Oh Señor, qué bueno y perdonador eres; qué gran amor tienes por todos los que te piden ayuda!


y los libró de todas sus aflicciones. No fue ningún enviado del Señor, sino que él en persona, motivado por su amor y piedad, los redimió, los levantó y los condujo todos aquellos años antiguos.


El Señor responde: ¡Efraín es aún hijo mío, el pequeño a quien amo! ¡Tuve que castigarlo por necesidad, pero lo amo todavía! Por él suspiro y de él tendré misericordia.


―Siento compasión de la gente, porque ya llevan tres días aquí y se les ha acabado la comida.


Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos para que llegaran antes que él a todos los pueblos y lugares donde él pensaba ir.


Un día que Jesús estaba orando en cierto lugar, al terminar uno de sus discípulos le dijo: ―Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.


El Señor le dijo: ―Ustedes los fariseos limpian el vaso y el plato por fuera, pero ustedes mismos están llenos de codicia y maldad por dentro.


El Señor le respondió: ―¿Quién es el mayordomo fiel y atento al que su señor deja encargado de los otros sirvientes para darles la comida a tiempo?


El Señor le contestó: ―¡Hipócritas! ¿No desatan ustedes su buey o su burro en sábado y lo llevan a tomar agua?


Luego los apóstoles le dijeron al Señor: ―¡Haz que nuestra fe aumente!


El Señor les respondió: ―Si la fe que ustedes tienen fuera tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a este árbol: “Saca tus raíces de aquí y plántate en el mar”, y el árbol les obedecería.


Y el Señor siguió diciendo: «Piensen en lo que dijo el juez malo.


Zaqueo se levantó y dijo: ―Señor, voy a dar la mitad de todo lo que tengo a los pobres. Y si a alguien le he robado, le devolveré cuatro veces lo que le robé.


El Señor se volvió y miró a Pedro. Entonces Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de que el gallo cante tres veces, dirás que no me conoces».


y cuando entraron no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.


Estos decían: ―¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se le apareció a Pedro!


Cuando se acercaba a las puertas del pueblo, vio que llevaban a enterrar a un muerto. Se trataba del único hijo de una viuda, a quien acompañaba mucha gente del pueblo.


Se acercó luego y tocó la camilla. Los que la llevaban se detuvieron, y Jesús dijo: ―¡Joven, te ordeno que te levantes!


y los mandó a preguntarle a Jesús: ―¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?


Todos estaban llorando y lamentaban la muerte de la niña. Pero Jesús les dijo: ―¡No lloren! Ella no está muerta, sino dormida.


María fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y luego los secó con sus cabellos.


Las dos hermanas le enviaron este mensaje a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo».


Le preguntaron los ángeles: ―¿Por qué lloras, mujer? Ella les respondió: ―Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.


Jesús le dijo: ―¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella creyó que era el que cuidaba el huerto, y le dijo: ―Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.


Jesús se enteró de que los fariseos sabían que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan.


Otras barcas de Tiberíades llegaron al lugar donde la gente había comido el pan después que el Señor diera gracias.


Los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran algo, como si no fuera suyo;


Hermanos, no queremos que ignoren lo que pasa con los que mueren, para que no se pongan tristes como esos otros que no tienen esperanza.


Por eso era necesario que en todo fuera semejante a sus hermanos, pues sólo así podía ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, con el propósito de pagar por los pecados del pueblo.


Nuestro sumo sacerdote entiende nuestras debilidades, porque él mismo experimentó nuestras tentaciones, si bien es cierto que nunca cometió pecado.


Entonces destruyeron todos los dioses extranjeros y adoraron solamente al Señor. Y el Señor se compadeció de su dolor.


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