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Mateo 25:24 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

24 »Después llegó el que había recibido mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y toma el fruto de lo que no ha cultivado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 »Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Por último vino el que había recibido un solo talento y dijo: 'Señor, yo sabía que eres un hombre exigente, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has invertido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y acercándose también el que había° recibido un talento, dijo: Señor, yo te conocía que eres hombre exigente, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Se acercó también el que había recibido un solo talento y dijo: 'Señor, yo sé que eres hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.

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Mateo 25:24
18 Referencias Cruzadas  

Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.


“Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y usted los ha tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día”.


Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo”.


Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y tomo de donde no he cultivado?


»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.


Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos!


Llamó a diez de sus siervos y a cada uno le entregó una buena cantidad de dinero. Les instruyó: “Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva”.


»¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo?


Los que tienen una mente controlada por el pecado son enemigos de Dios. No obedecen la Ley de Dios, porque no son capaces de hacerlo.


Respondo: ¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? «Acaso le dirá la olla de barro al que la hizo: “¿Por qué me hiciste así?”».


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