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Marcos 8:35 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

35 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por la buena noticia la salvará.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás; pero si entregas tu vida por mi causa y por causa de la Buena Noticia, la salvarás.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero cualquiera que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Pues quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el evangelio, la pondrá a salvo.

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Marcos 8:35
27 Referencias Cruzadas  

Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.


El que se aferre a su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi causa la encontrará.


Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la encontrará.


Y todo el que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o terrenos por mi causa recibirá cien veces más y obtendrá la vida eterna.


¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde la vida?


El que procure salvar su vida la perderá; y el que la pierda la salvará.


Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.


Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo. Lo que me importa es terminar la tarea que me dio el Señor Jesús. Quiero cumplir mi misión: anunciar el mensaje de la buena noticia del inmerecido amor de Dios.


―¿Por qué lloran? ¡Me parten el corazón! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.


Yo le mostraré cuánto tendrá que sufrir por mi nombre.


Todo esto lo hago por causa del mensaje de la buena noticia, para ser parte de sus frutos.


Por eso siento gozo aun cuando soy débil o soy insultado, cuando tengo necesidades, soy perseguido por enemigos o cuando sufro dificultades por ser fiel a Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.


Así que no te avergüences de hablar acerca de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por anunciar su mensaje estoy preso. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por anunciar la buena noticia.


Hubo mujeres que confiaron en Dios y por eso él resucitó a sus familiares muertos. Otros estaban presos, pero no aceptaron que los dejaran en libertad. Al contrario, prefirieron morir a golpes, porque esperaban alcanzar una mejor resurrección.


Ellos lo han vencido con la sangre del Cordero y con el mensaje que anunciaron. Nunca tuvieron miedo de morir, pues estaban dispuestos a dar su vida.


No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Debes saber que el diablo meterá en la cárcel a algunos de ustedes. Lo hará para ponerlos a prueba; y tendrán que sufrir durante diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.


―Eso usted lo sabe, mi señor —respondí. Él me dijo: ―Son los que pasaron por el gran tiempo de sufrimiento. Esta gente ha sido perdonada de sus pecados por medio del derramamiento de la sangre del Cordero.


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