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Hechos 7:56 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

56 ―¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

56 Y les dijo: «¡Miren, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

56 y exclamó: 'Veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre a la derecha de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

56 y dijo: ¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre en pie a la diestra de Dios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

56 Y dijo: 'Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está a la diestra de Dios'.

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Hechos 7:56
17 Referencias Cruzadas  

»Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso.


Tan pronto como Jesús fue bautizado, salió del agua. En ese momento se abrió el cielo, y vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él.


―Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—. Pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.


En seguida, al salir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma.


Un día en que todos venían hasta donde estaba Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y, mientras oraba, se abrió el cielo,


Y añadió: ―Les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo. Y verán a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.


Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, bajaba hacia la tierra.


Esto sucedió tres veces, y en seguida la sábana fue recogida al cielo.


Entonces todos ellos, gritando con fuerza, se taparon los oídos y se le fueron encima.


Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en él se vio el cofre de su pacto. Entonces hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte lluvia de granizo.


Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llamaba Fiel y Verdadero. Era justo en sus decisiones y con justicia iba a la guerra.


Después de esto miré, y allí en el cielo había una puerta abierta. Y la voz que me había hablado antes con la fuerza como de trompeta me dijo: «Sube acá: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto».


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