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Hechos 7:38 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

38 Este mismo Moisés estuvo en la asamblea en el desierto, con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y con nuestros antepasados. Fue también él quien recibió palabras de vida para comunicárnoslas a nosotros.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

38 Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Moisés estuvo con nuestros antepasados —la asamblea del pueblo de Dios en el desierto— cuando el ángel le habló en el monte Sinaí, y allí Moisés recibió palabras que dan vida para transmitirlas a nosotros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Este es el que estaba con nuestros padres en la asamblea del desierto, con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y el que recibió las palabras de vida para comunicárselas a ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Éste° es el que estuvo° con la iglesia° en el desierto, con el ángel que le hablaba en el monte Sinay,° y con nuestros padres, quien recibió oráculos vivientes para dárnoslos;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Fue éste el que, en la asamblea del desierto, estuvo con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres; el que recibió palabras de vida para comunicároslas a vosotros;

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Hechos 7:38
26 Referencias Cruzadas  

La Ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor inmerecido de Dios y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.


El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.


»Pasados cuarenta años, se le apareció un ángel en el desierto cercano al monte Sinaí, en las llamas de una zarza que ardía.


»A este mismo Moisés, a quien habían rechazado diciéndole: “¿Y quién te nombró gobernante y juez?”, Dios lo envió para ser gobernante y libertador, mediante el poder del ángel que se le apareció en la zarza.


Sí, ustedes, que recibieron la Ley que fue dada por medio de ángeles, pero que no la han obedecido».


Mucho, desde cualquier punto de vista. En primer lugar, a los judíos se les confió el mensaje de Dios.


Dios adoptó como hijos a los israelitas, y a ellos les mostró su gloria. Con ellos hizo pactos y les entregó la Ley. Les dio además promesas y el privilegio de adorarlo.


Entonces, ¿cuál era el propósito de la Ley? La Ley nos fue dada luego de la promesa para que conociéramos nuestros pecados. Ese sería su propósito hasta que viniera aquel al cual se refiere la promesa. Dios le entregó la Ley a Moisés por medio de ángeles, para que él se la diera al pueblo.


Los ángeles fueron los encargados de anunciar la Ley, y toda desobediencia y pecado recibió su justo castigo.


Sin duda, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos. Su palabra nos dice si los pensamientos y las intenciones del corazón son correctos o no.


En realidad, a estas alturas ya deberían ser maestros. Sin embargo, necesitan que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales del mensaje de Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez de alimento sólido.


El que habla, hágalo como quien habla de parte de Dios mismo; el que presta algún servicio, hágalo con el poder que Dios le da. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder para siempre. Amén.


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