Hechos 25:16 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

¹⁶ Les respondí que esa no es nuestra costumbre. Nosotros los romanos le damos al acusado la oportunidad de defenderse y ver la cara de sus acusadores.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

¹⁶ A estos respondí que no es costumbre de los romanos entregar alguno a la muerte antes que el acusado tenga delante a sus acusadores, y pueda defenderse de la acusación.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁶ Les hice ver que la ley romana no declara culpable a nadie sin antes tener un juicio. El acusado debe tener una oportunidad para que confronte a sus acusadores y se defienda.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁶ Yo les contesté que los romanos no acostumbran entregar a un hombre sin que haya tenido la oportunidad de defenderse de los cargos en presencia de sus acusadores.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁶ A ellos respondí que no es costumbre de los romanos entregar a ningún hombre sin que antes el acusado tenga a los acusadores cara a cara y se le dé la oportunidad de defenderse de la acusación.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁶ Les respondí que no es costumbre entre los romanos entregar a ningún hombre sin que previamente el acusado tenga delante a los acusadores y se le dé oportunidad para defenderse contra la acusación.

Hechos 25:16 Referencias Cruzadas

Lucas 12:11

»Pero, cuando los lleven a juicio ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o qué van a decir.

Juan 7:51

―¿Acaso nuestra Ley condena a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace?

Hechos 23:30

Cuando me informaron que se planeaba una trampa para matar a este hombre, decidí enviarlo ante usted en seguida. También les ordené a sus acusadores que presentaran delante de usted las acusaciones que tengan contra él.

Hechos 23:35

le dijo: «Escucharé lo que tengas que decir cuando lleguen tus acusadores». Y ordenó que lo dejaran bajo vigilancia en el palacio de Herodes.

Hechos 26:1

Entonces Agripa le dijo a Pablo: ―Tienes permiso para defenderte. Pablo hizo una señal con la mano y comenzó así su defensa: