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Hechos 13:45 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

45 Pero, cuando los judíos vieron a tanta gente, se llenaron de envidia. Entonces comenzaron a maldecir a Pablo y a negar lo que este decía.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

45 Cuando algunos judíos vieron las multitudes tuvieron envidia; así que calumniaban a Pablo y debatían contra todo lo que él decía.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

45 Los judíos se llenaron de envidia al ver todo aquel gentío y empezaron a contradecir con insultos lo que Pablo decía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

45 Pero los judíos, viendo a las multitudes, se llenaron de envidia y blasfemando, contradecían las palabras que Pablo hablaba.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

45 Pero al ver los judíos la muchedumbre, se llenaron de envidia y contradecían con injurias las afirmaciones de Pablo.

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Hechos 13:45
27 Referencias Cruzadas  

»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.


Pero los judíos hablaron con mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo. También hablaron con los hombres más importantes de la ciudad, y a todos los convencieron de ir en contra de Pablo y Bernabé. Así lograron echarlos fuera de la región.


En eso llegaron de Antioquía y de Iconio unos judíos que hicieron cambiar de parecer a la gente. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto.


Pero los judíos que no creyeron convencieron a los no judíos de ir en contra de los que habían creído.


La gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban de parte de los judíos y otros, de parte de los apóstoles.


Entonces, los no judíos y los judíos, apoyados por sus dirigentes, se pusieron de acuerdo para maltratarlos y apedrearlos.


Pero los judíos, llenos de envidia, reunieron a unos maleantes callejeros. Con ellos organizaron un grupo de alborotadores e hicieron gran escándalo en la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón en busca de Pablo y Silas, para que el pueblo los juzgara en público.


Pero los judíos se opusieron a Pablo y lo insultaron. Entonces este se sacudió la ropa en señal de protesta y les dijo: «¡Ustedes son ahora responsables de sus acciones! Si Dios los castiga, no es culpa mía. De ahora en adelante les anunciaré el mensaje a los no judíos».


Pero algunos eran muy tercos, se negaron a creer y hablaban mal del mensaje de Jesús a la gente. Así que Pablo se alejó de ellos y formó un grupo aparte con los discípulos. Todos los días les hablaba en la escuela de Tirano.


El sumo sacerdote y todos sus seguidores, que pertenecían al grupo de los saduceos, se llenaron de envidia.


Han cometido toda clase de injusticia, maldad, avaricia y actos vergonzosos. Están llenos de envidia, homicidios, divisiones, engaño y maldad. Son chismosos,


pues, espiritualmente, todavía son como niños. Mientras haya entre ustedes celos y pleitos, ¿no se comportan como niños espirituales? Pues se están comportando como la gente del mundo.


Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro. En mis viajes enfrenté peligros de ríos y peligros de bandidos. Enfrenté peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los no judíos, peligros en la ciudad, en el campo y en el mar. También enfrenté peligros de parte de falsos hermanos en la fe.


Tienen envidia, se emborrachan, participan de fiestas con sexo y otras cosas parecidas. Lo vuelvo a decir, los que practican tales cosas no tendrán parte en el reino de Dios.


pues quieren impedir que prediquemos a los no judíos para que sean salvos. Pero con eso solo logran acumular más pecado. El castigo de Dios será muy duro sobre ellos.


Conoces bien cómo me han perseguido y hecho sufrir mis enemigos. Estás enterado de lo que sufrí en Antioquía, Iconio y Listra, y de los maltratos que soporté. Pero de todo eso me protegió el Señor.


¿O creen que la Escritura se equivoca cuando dice que Dios ama celosamente al espíritu que hizo habitar en nosotros?


Los que no creen en Dios ahora se extrañan de que ustedes ya no participen con ellos en esa vida de tanto pecado y descontrol. Por eso los insultan.


Estos malvados, en cambio, maldicen todo lo que no entienden; y lo que entienden por instinto, como animales sin inteligencia, lo usan para su propio mal.


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