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Hechos 12:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

17 Con la mano Pedro les hizo señas de que se callaran, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. ―Cuéntenles esto a Santiago y a los otros creyentes —les dijo. Luego salió y se fue a otro lugar.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Él les hizo señas para que se callaran y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. «Díganles a Santiago y a los demás hermanos lo que pasó», dijo. Y después se fue a otro lugar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Les hizo señas con la mano pidiendo silencio, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. En seguida les dijo: 'Comuniquen esto a Santiago y a los hermanos. Luego salió y se fue a otro lugar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y haciéndoles con la mano señal de que callaran, relató cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y dijo: Informad de esto a Jacobo y a los hermanos. Y saliendo, se fue a otro lugar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Él hizo señas con la mano para que se callaran, les refirió cómo el Señor le había sacado de la cárcel y añadió: 'Contádselo a Santiago y a los hermanos'. Salió y se fue a otro lugar.

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Hechos 12:17
28 Referencias Cruzadas  

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.


¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se sentían ofendidos a causa de él.


Cuando por fin salió, no podía hablarles, así que se dieron cuenta de que allí había tenido una visión. Se podía comunicar solo por señas, pues seguía mudo.


Volvió Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado bautizando antes; y allí se quedó.


Por eso Jesús ya no andaba en público entre los judíos. Se retiró más bien a una región cercana al desierto, a un pueblo llamado Efraín. Allí se quedó con sus discípulos.


Simón Pedro le hizo señas a ese discípulo y le dijo: ―Pregúntale a quién se refiere.


Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.


Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas. Pero Jesús se escondió y salió del Templo sin que lo vieran.


Cierto día, se habían reunido como ciento veinte creyentes. Entonces Pedro se puso de pie en medio de ellos, y les dijo:


Entre tanto, Pedro seguía llamando. Cuando abrieron la puerta y lo vieron, quedaron pasmados.


Al amanecer se produjo un gran alboroto entre los soldados respecto al paradero de Pedro.


Pablo se puso en pie, hizo una señal con la mano y dijo: «Escúchenme, israelitas, y ustedes, los no judíos que creen en Dios.


Cuando terminaron, Santiago tomó la palabra y dijo: ―Hermanos en la fe, escúchenme.


Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia. Allí se encontraron con los creyentes y los animaron. Después, se fueron.


Los judíos empujaron a un tal Alejandro hacia adelante, y algunos de entre la gente lo sacaron para que tomara la palabra. Él agitó la mano para pedir silencio y presentar su defensa ante el pueblo.


Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a ver a Santiago, y todos los líderes estaban presentes.


Con el permiso del comandante, Pablo se puso de pie en las gradas e hizo una señal con la mano a la gente. Cuando todos guardaron silencio, les dijo en hebreo:


Los creyentes de Roma, habiéndose enterado de nuestra situación, salieron hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas a recibirnos. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo.


Luego se le apareció a Santiago y más tarde a todos los apóstoles.


No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.


Y es que, antes que llegaran algunos de parte de Santiago, Pedro acostumbraba comer con los no judíos. Sin embargo, cuando ellos llegaron, dejó de hacerlo y se separó de los no judíos. Les tenía miedo a los judíos que insistían en la necesidad de circuncidarse.


En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.


Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.


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