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Hebreos 13:20 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

20 El Dios que da la paz levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, al gran Pastor de las ovejas. Por medio de su sangre, Dios estableció con nosotros un pacto eterno.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Y ahora, que el Dios de paz —quien levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, y que ratificó un pacto eterno con su sangre—

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Que los bendiga el Dios de la paz que rescató de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, Pastor Supremo de las ovejas por haber derramado la sangre de la Alianza eterna;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y el Dios de paz, el cual, en virtud de la sangre del pacto eterno, levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 El Dios de la paz, que levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran pastor de las ovejas, por la sangre de la alianza eterna,

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Hebreos 13:20
53 Referencias Cruzadas  

Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.


―Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos —les dijo—.


De la misma manera, tomó la copa después de la cena y dijo: ―El vino en esta copa representa la sangre que es derramada por ustedes. Con ella Dios hace un nuevo pacto.


»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.


»Yo soy el buen pastor. Conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí,


Pero Dios lo levantó de entre los muertos.


Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha elegido. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos».


Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de las ataduras de la muerte. ¡Era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio!


A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.


Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos.


Pues escuchen esto, todos ustedes y todo el pueblo de Israel: Este hombre está aquí delante de ustedes sano, gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret. Ustedes lo crucificaron, pero Dios lo ha resucitado.


El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, a quien ustedes mataron colgándolo de un madero.


Pero, cuando resucitó, a través del poder del Espíritu Santo, quedó demostrado que era Hijo de Dios. Él es Jesucristo nuestro Señor.


“¿Quién bajará al lugar de los muertos?”» (es decir, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).


El Dios de paz sea con todos ustedes. Amén.


Muy pronto el Dios de paz derrotará a Satanás y lo dejará bajo el poder de ustedes. Que el amor inmerecido de nuestro Señor Jesús sea con ustedes.


Y, si el Espíritu de Dios, que levantó a Cristo de entre los muertos, vive en ustedes, él también les dará vida a sus cuerpos muertos. Lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.


Pues Dios no es un Dios de desorden, sino de paz. Como es costumbre en nuestras iglesias,


Si a todos les hemos dicho que Dios resucitó a Cristo, y no hay resurrección, entonces hemos dicho una mentira acerca de Dios.


Con su poder Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros.


En fin, hermanos en la fe, alégrense, traten de que su fe sea cada vez más fuerte. Hagan caso de mi consejo, traten de estar de acuerdo en todo, vivan en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.


Pues sabemos que, así como Dios resucitó al Señor Jesús, nos resucitará también a nosotros con él y nos llevará junto con ustedes a su presencia.


Los saluda Pablo. Soy apóstol porque Jesucristo y Dios Padre así lo quisieron. Dios hizo que Jesucristo resucitara de entre los muertos. Así que ningún ser humano me nombró apóstol, sino él.


que Dios usó para resucitar a Cristo de entre los muertos. Y luego lo sentó a su derecha, en el sitio de más honor en el cielo.


Pongan en práctica las enseñanzas que les he dado, lo que les he dicho, y sigan mi ejemplo. Si lo hacen, el Dios de paz estará con ustedes.


Esa circuncisión espiritual la recibieron al ser bautizados; porque en el bautismo participaron de la muerte de Cristo, y fueron sepultados para resucitar a nueva vida. Y todo porque ustedes creyeron en el poder de Dios, quien resucitó a Cristo de entre los muertos.


Nos contaron que ahora esperan que Jesús regrese del cielo. Dios fue quien resucitó a su Hijo, y su Hijo nos libra del castigo que vendrá sobre los pecadores.


Le pido a Dios mismo, que es la fuente de paz, que los haga santos por completo y que así mantenga todo su ser: espíritu, alma y cuerpo. De esa manera, cuando nuestro Señor Jesucristo vuelva, nadie podrá acusarlos de nada.


Le pido al Señor que da paz que les dé su paz siempre y en toda situación en que se encuentren, y que él los acompañe siempre.


Acerquémonos entonces a Dios con corazón sincero y con la completa seguridad que da la fe. Cristo nos ha limpiado de pecado, como quien es bañado con agua pura. Por eso, acerquémonos con una conciencia tranquila.


¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha despreciado al Hijo de Dios? ¿Qué castigo recibirá el que ha rechazado la sangre de Cristo? Pues esa sangre es la del pacto por medio del cual había sido elegido por Dios. Quien así actúa ha insultado al Espíritu de Dios, quien nos ama, aunque no lo merezcamos.


diciendo: «Esta es la sangre del pacto que Dios ha mandado que ustedes cumplan».


Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y le dio gloria. Es por eso que la fe de ustedes y su confianza están puestas en Dios.


Antes ustedes andaban como ovejas perdidas, pero ahora han vuelto a Cristo, el Pastor que cuida de sus vidas.


Así, cuando aparezca Cristo, el Pastor supremo, ustedes recibirán la corona de gloria, la cual durará para siempre.


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