Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Colosenses 3:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

8 Pero ahora también les pido que no se enojen, que no se dejen dominar por la ira, que no le hagan mal a nadie, que no insulten ni usen un lenguaje vulgar.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

8 pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pues bien, ahora rechacen todo eso: enojo, arrebatos, malas intenciones, ofensas y todas las palabras malas que se pueden decir.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero ahora, desechad también vosotros todas estas cosas: Ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje obsceno de vuestra boca.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero ahora dejad a un lado también todas estas otras: ira, animosidad, malignidad, injurias, groserías salidas de vuestra boca.

Ver Capítulo Copiar




Colosenses 3:8
35 Referencias Cruzadas  

Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano será llevado a juicio. Es más, cualquiera que insulte a su hermano será llevado ante el tribunal. Y cualquiera que lo maldiga será llevado al fuego del infierno.


También salen los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, el orgullo y la estupidez.


Vivan honestamente, como a la luz del día, es decir, sin nada que ocultar. No participen en orgías ni se emborrachen. No tengan relaciones sexuales prohibidas, no armen pelea ni tengan envidia.


pues, espiritualmente, todavía son como niños. Mientras haya entre ustedes celos y pleitos, ¿no se comportan como niños espirituales? Pues se están comportando como la gente del mundo.


En realidad, tengo miedo de ir a verlos y que no los encuentre como quisiera, y que ustedes no me encuentren a mí como quisieran. Tengo miedo de encontrarlos peleando, con celos, enojados unos con otros, siendo egoístas, mentirosos, orgullosos y causando alborotos.


Pero, si siguen peleando y haciéndose daño unos a otros, tengan cuidado, pues terminarán por destruirse unos a otros.


Adoran ídolos y practican brujería. Sienten odio, arman pelea, son celosos y se enojan fácilmente. Siembran enemistades, se oponen a todo y causan divisiones.


No dejemos que el orgullo nos domine provocando peleas y envidias entre nosotros.


Con respecto a la manera en que antes vivían, se les enseñó que ahora deben vivir diferente. Dejen esa vieja vida, porque los malos deseos los controlan con mentiras.


Por lo tanto, dejen ya de mentir el uno al otro y hablen con la verdad, porque todos somos parte de un mismo cuerpo que es la iglesia.


«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol.


Eviten decir cosas que ofendan a los demás. Por el contrario, que sus palabras sean de utilidad para fortalecer la fe de los que escuchan.


Tampoco deben decir cosas que ofendan a los demás, ni participar de conversaciones tontas o chistes vulgares. Todo eso no va con ustedes. Más bien, usen palabras que den gracias a Dios.


Por eso les pido que hagan morir todos sus deseos de maldad. No tengan relaciones sexuales prohibidas, dejen las acciones vergonzosas y sus malos deseos de placer. Abandonen el deseo de hacer lo malo, el deseo de siempre tener más dinero, pues es lo mismo que adorar ídolos.


Dejen de mentirse unos a otros. Pues ahora ustedes ya no son así, esa era su vieja manera de vivir.


Anteriormente, yo ofendía a Dios, perseguía a los creyentes y los insultaba. Pero Dios fue bueno conmigo, porque en ese momento yo era incrédulo y actuaba por ignorancia.


Mira por ejemplo a Himeneo y Alejandro. Ellos ofendieron a Dios, así que los he entregado a Satanás, para que aprendan la lección.


¡Estamos rodeados de una gran cantidad de testigos! Nos miran como si estuviéramos en una carrera. Por tanto, eliminemos de nuestra vida el pecado, que es como un peso que nos estorba para correr y se nos enreda en los pies. Corramos sin descanso la carrera que tenemos por delante.


Son ellos los que ofenden el buen nombre de nuestro Señor, a quien pertenecemos.


Por lo tanto, abandonen toda maldad y todo engaño, hipocresía y envidia. No digan mentiras acerca de otra persona.


Hablan y enseñan con orgullo, aunque todo lo que dicen no tiene sentido. Invitan a la gente a participar de sus vicios y placeres sin control, y así engañan a los que recién se han alejado de los que viven en pecado.


Pero salvó a Lot, que actuaba con justicia y se sentía triste por la vida desordenada de esos malvados.


Todos pueden ver sus actos vergonzosos, pues son como violentas olas del mar, que arrojan la espuma en la playa. Son como estrellas fugaces, condenadas para siempre a vagar en la más densa oscuridad.


De la misma manera, estos malvados de quienes les hablo dicen tener sueños especiales y que eso les da permiso para pecar con su cuerpo. Además, desprecian la autoridad de Dios y maldicen a los seres celestiales.


Todos sufrieron terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron. En vez de darle gloria a Dios, que tiene poder sobre esos castigos, maldijeron su nombre.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos