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2 Tesalonicenses 1:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

11 Por eso oramos siempre por ustedes, para que nuestro Dios los considere merecedores de ser elegidos como parte del pueblo de Dios. Y le pedimos a él que los llene de su poder para que puedan hacer todo el bien y las cosas que su fe les indica.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Así que seguimos orando por ustedes, pidiéndole a nuestro Dios que los ayude para que vivan una vida digna de su llamado. Que él les dé el poder para llevar a cabo todas las cosas buenas que la fe los mueve a hacer.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Estos son nuestros pensamientos en todo momento mientras rogamos por ustedes: que nuestro Dios los haga dignos de su llamada y que, por su poder, lleve a efecto sus buenos propósitos, haciendo que su fe sea activa y eficiente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Para lo cual, asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos del llamamiento, y lleve a cumplimiento con poder todo propósito de bondad y obra de fe;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Teniendo esto en cuenta, no cesamos de orar por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de su llamada y lleve a cabo, con su poder, todo buen propósito y actividad de fe,

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2 Tesalonicenses 1:11
41 Referencias Cruzadas  

La tierra da fruto por sí sola. Primero sale el tallo, luego la espiga y después la semilla llena en la espiga.


»No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.


Yo sirvo a Dios de corazón, predicando la buena noticia de su Hijo. Y Dios es testigo de que siempre me acuerdo de ustedes.


Pues, cuando Dios regala algo, no lo pide de vuelta. Él los llamó para que fueran su pueblo y no se echa atrás.


Por mi parte, hermanos en la fe, estoy seguro de que ustedes mismos están llenos de bondad. Ustedes tienen conocimiento y están capacitados para enseñarse unos a otros.


A los que eligió, también los llamó. A los que llamó, también los declaró justos. A los que declaró justos, también les compartió su gloria.


Él hará que sigan creyendo hasta el final. Así no serán acusados de nada malo en el día que nuestro Señor Jesucristo vuelva.


no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones.


y desde un principio había decidido adoptarnos como hijos suyos por medio de Jesucristo. Lo quiso hacer para mostrarnos su gran bondad,


él nos dio a conocer el plan que tenía en secreto. Plan que con gran bondad había decidido cumplir por medio de Cristo.


Estoy convencido de esto: lo que Dios comenzó a hacer en sus vidas es muy bueno, y seguirá haciéndolo hasta completarlo el día en que Cristo Jesús vuelva.


Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.


Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece dar en el cielo por medio de Cristo Jesús.


Recordamos delante de Dios, nuestro Padre, todo lo que hacen por medio de la fe y el trabajo que realizan por amor. No olvidamos la firmeza con que continúan confiando en la salvación que nuestro Señor Jesucristo les dará.


Todo esto prueba que la decisión de Dios es justa. Él decidió considerarlos a ustedes como merecedores de su reino. Y, por ser fieles a ese reino, ustedes están sufriendo.


Para esto los eligió Dios, y lo hizo por medio de nuestro mensaje de la buena noticia, para que compartan la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


Fijemos la mirada en la meta, que es Jesús, quien nos dio y perfeccionó nuestra fe. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ella significaba. Y ahora está sentado en el sitio de más honor, al lado derecho del trono de Dios.


Hermanos en la fe, Dios los ha llamado a ustedes para que formen parte de su pueblo santo. Por eso, pongan su atención en Jesús, a quien reconocemos como apóstol y sumo sacerdote.


Y, después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios mismo los sanará y los hará fuertes, firmes y estables. Él es el mismo Dios quien por puro amor los llamó para disfrutar de su gloria eterna por medio de Jesucristo.


Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no viven haciendo lo malo. Ellos merecen caminar conmigo vestidos de blanco, el color de la santidad.


Hiciste que ellos fueran un reino y nombraste sacerdotes al servicio de nuestro Dios. Todos ellos reinarán sobre la tierra».


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