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1 Tesalonicenses 4:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

17 Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos tomados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Luego, junto con ellos, nosotros, los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Después nosotros, los vivos, los que todavía estemos, nos reuniremos con ellos, llevados en las nubes al encuentro del Señor, allá arriba. Y estaremos con el Señor para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Después nosotros, los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados simultáneamente con ellos en las nubes al encuentro con el Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 después nosotros, los que vivimos, los supervivientes, seremos arrebatados juntamente con ellos entre nubes, por el aire, al encuentro del Señor. Y así estaremos siempre con el Señor.

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1 Tesalonicenses 4:17
33 Referencias Cruzadas  

―Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.


―Sí, yo soy —dijo Jesús—. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.


Quien quiera servirme debe seguirme. Donde yo esté, allí también estará mi siervo. Al que me sirva, mi Padre lo honrará.


Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.


»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean la gloria que me diste porque me has amado desde antes de la creación del mundo.


Después de decir esto, fue llevado al cielo. Mientras ellos lo miraban, una nube lo ocultó de su vista.


Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El oficial etíope no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino.


En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando al final suene la trompeta, los muertos resucitarán con un cuerpo que nunca morirá, y los que estemos vivos seremos transformados.


Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos dejar ya este cuerpo y vivir junto al Señor.


Es difícil elegir entre esas dos cosas. Deseo irme y estar con Cristo, que es muchísimo mejor.


Le pido que los haga más fuertes espiritualmente para que, cuando nuestro Señor Jesús vuelva acompañado de todos los que han creído en él, nadie pueda dudar de la santidad de ustedes delante de nuestro Dios y Padre. Amén.


Así nos lo enseñó el Señor. Por eso afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, nos reuniremos con él. Pero no lo haremos antes de los que hayan muerto.


Por lo tanto, anímense unos a otros con esta enseñanza.


Él murió por nosotros para que, ya sea que vivamos o que muramos, vivamos junto con él.


Pero, según su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que todo se hará con justicia.


¡Miren! Cristo viene en las nubes. Todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra llorarán por él. ¡Así será! Amén.


Entonces los dos testigos oyeron una potente voz del cielo que les decía: «Suban acá». Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos.


Ella dio a luz un hijo varón que «gobernaría a todas las naciones con gran poder». Pero su hijo fue arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono.


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