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1 Tesalonicenses 4:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

13 Hermanos en la fe, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se pongan tristes como la gente que no tiene esperanza.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Y ahora, amados hermanos, queremos que sepan lo que sucederá con los creyentes que han muerto, para que no se entristezcan como los que no tienen esperanza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Hermanos, deseo que estén bien enterados acerca de los que ya descansan. No deben afligirse como hacen los demás que no tienen esperanza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 No queremos, hermanos, que ignoréis la suerte de los que ya murieron, para que no estéis tristes como están los demás, que no tienen esperanza.

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1 Tesalonicenses 4:13
35 Referencias Cruzadas  

Se abrieron las tumbas, y muchos creyentes que habían muerto resucitaron.


―Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final —respondió Marta.


»Lo cierto es que David murió después de servir a su propia gente. Así lo había planeado Dios. Y fue enterrado con sus antepasados, y su cuerpo sufrió la descomposición.


Luego cayó de rodillas y gritó: ―¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.


Unos hombres que amaban mucho a Dios enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.


Quiero que sepan, hermanos en la fe, que muchas veces me he propuesto ir a visitarlos, pero me ha sido imposible. Me gustaría ir para hablarles, y así fortalecer a unos y convencer a otros, tal como lo he hecho entre las otras naciones.


Hermanos en la fe, no quiero que olviden que nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y que todos atravesaron el mar.


En cuanto a los dones espirituales, hermanos en la fe, quiero que entiendan bien este asunto de las capacidades que da el Espíritu Santo.


Después fue visto por más de quinientos creyentes a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto.


Hermanos en la fe, queremos que conozcan las dificultades que sufrimos en la provincia de Asia. Estábamos sufriendo tanto que pensamos que no íbamos a resistir y perderíamos la vida.


Recuerden que ustedes estaban separados de Cristo, no eran parte del pueblo de Israel. Tampoco les fueron dados los pactos y la promesa. En este mundo ustedes vivían sin esperanza y sin Dios.


En ese tiempo todos nosotros también vivíamos haciendo lo mismo. Nos dejábamos llevar por nuestros malos deseos, haciendo lo que queríamos y siguiendo nuestras propias ideas. Al igual que los demás, hacíamos enojar a Dios y merecíamos su castigo.


¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Pues Dios, que resucitó a Jesús, resucitará a los que han muerto confiando en él.


Así nos lo enseñó el Señor. Por eso afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, nos reuniremos con él. Pero no lo haremos antes de los que hayan muerto.


Él murió por nosotros para que, ya sea que vivamos o que muramos, vivamos junto con él.


Por eso debemos vivir alertas y pensar con claridad, obedeciendo al Señor. Algunos viven sin preocuparse de estas cosas, parecen dormidos.


«¿Qué hubo de la promesa de que Cristo volvería? Nuestros padres murieron, y nada ha cambiado desde el principio de la creación».


Pero no olviden, queridos hermanos en la fe, que para el Señor un día es como mil años y mil años, como un día.


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