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1 Tesalonicenses 3:6 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

6 Ahora Timoteo acaba de volver de Tesalónica con buenas noticias de cómo ustedes se aman y siguen confiando en Jesús. Nos dice que ustedes siempre se acuerdan con alegría de nosotros y que tienen muchas ganas de vernos, tanto como nosotros a ustedes.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Pero ahora Timoteo acaba de regresar y nos trajo buenas noticias acerca de la fe y el amor de ustedes. Nos contó que siempre recuerdan nuestra visita con alegría y que desean vernos tanto como nosotros deseamos verlos a ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Mas ahora Timoteo acaba de volver y nos trae buenas noticias de su fe y su caridad. Nos dice que conservan siempre buen recuerdo de nosotros y que tienen tantas ganas de vernos como nosotros a ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero volviendo a nosotros° ahora Timoteo, de regreso de vosotros, y trayéndonos buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre tenéis buena memoria de nosotros, anhelando vernos (como también nosotros a vosotros),

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Ahora, Timoteo acaba de llegar aquí de vuestro lado y nos ha traído buenas noticias de vuestra fe y de vuestro amor, y de que siempre conserváis recuerdo de nosotros y que estáis deseando vernos, como nosotros a vosotros.

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1 Tesalonicenses 3:6
24 Referencias Cruzadas  

Pablo llegó a Derbe y después a Listra. Allí se encontró con un discípulo llamado Timoteo, que era hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego.


Después de esto, Pablo se marchó de Atenas y se fue a Corinto.


Silas y Timoteo llegaron de Macedonia. Entonces Pablo se ocupó por completo de anunciar el mensaje. Les presentaba a los judíos evidencias de que Jesús era el Cristo.


Los felicito, porque ustedes se acuerdan de mí en todo y retienen las enseñanzas, tal como se las transmití.


Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la mejor de ellas es el amor.


Gracias a lo que Cristo Jesús hizo por nosotros, ya no importa si estamos o no circuncidados. Lo que importa es creer en Cristo y que esa fe nos lleve a amar a los demás.


Dios es testigo de cuánto los quiero a todos con el profundo amor de Cristo Jesús.


Damos gracias porque hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los creyentes.


Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que el amor inmerecido de Dios llene sus vidas.


Recordamos delante de Dios, nuestro Padre, todo lo que hacen por medio de la fe y el trabajo que realizan por amor. No olvidamos la firmeza con que continúan confiando en la salvación que nuestro Señor Jesucristo les dará.


Nosotros, hermanos en la fe, luego de estar lejos de ustedes por algún tiempo, hemos hecho todo lo posible por ir a verlos. Lo hemos deseado de todo corazón, aunque los hemos acompañado de manera espiritual.


Recordarán, hermanos en la fe, nuestros esfuerzos y luchas para anunciarles la buena noticia de Dios. Trabajamos día y noche para que no tuvieran que apoyarnos con dinero.


Por eso, hermanos en la fe, en medio de todas nuestras dificultades y sufrimientos nos anima saber que ustedes siguen confiando.


Hermanos en la fe, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes. Y es justo hacerlo, porque su fe en Dios es cada vez más grande, y el amor que demuestran hacia otros sigue siendo mucho.


Debes hacer esto para que todos amen con un corazón sincero. Que su amor sea el resultado de una conciencia tranquila y de una fe honesta.


Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios. Mis antepasados y yo hemos servido a Dios con una conciencia tranquila.


porque tengo noticias de tu amor y tu fidelidad hacia el Señor Jesús y hacia todos los creyentes.


Acuérdense de los presos, como si ustedes fueran sus compañeros de cárcel. También acuérdense de los que son maltratados, como si fueran ustedes mismos los que sufren.


Acuérdense de sus dirigentes, que les comunicaron el mensaje de Dios. Consideren cuál fue el resultado de su estilo de vida y sigan el ejemplo de su fe.


Y este es su mandamiento: que creamos en su Hijo Jesucristo y nos amemos los unos a los otros, tal como él lo ha ordenado.


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