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Tito 3:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Pues también nosotros fuimos de esos que no piensan y viven sin disciplina: andábamos descarriados, esclavos de nuestros deseos, buscando siempre el placer. Vivíamos en la malicia y la envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo necios, desobedientes, extraviados, esclavizados por pasiones y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y aborreciéndonos unos a otros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Porque hubo un tiempo en que también nosotros éramos insensatos, desobedecíamos, nos extraviábamos, servíamos a deseos y placeres diversos, pasábamos nuestra vida entre malicia y envidia, odiados y odiándonos mutuamente.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y diversos placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, aborreciéndonos unos a otros.

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Tito 3:3
37 Referencias Cruzadas  

Pero Onán sabía que el hijo que naciera no sería reconocido como suyo. Por eso, cada vez que tenía relaciones con ella, derramaba el semen en el suelo y así evitaba que su hermano tuviera descendencia.


La mujer guardó el manto de José hasta que su marido volvió a su casa.


Cree que merece alabanzas, al punto de no hallar aborrecible su propio pecado.


Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia! Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento!


Dejen su insensatez y vivirán; anden por el camino del discernimiento.


Se alimentan de cenizas, se dejan engañar por sus ilusos corazones, no pueden salvarse a sí mismos ni decir: «¡Lo que tengo en mi diestra es una mentira!».


La soberbia de tu corazón te ha engañado. Como habitas en las hendiduras de las rocas, en la altura de tu morada, te engañas a ti mismo, diciendo: ¿Quién podrá arrojarme a tierra?


“No quiero”, contestó, pero después se arrepintió y fue.


—Tengan cuidado; no se dejen engañar —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy”, y: “El tiempo está cerca”. No los sigan ustedes.


—Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —afirmó Jesús—.


De hecho, en otro tiempo ustedes fueron desobedientes a Dios; pero ahora, por la desobediencia de los israelitas, han sido objeto de su misericordia.


Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal ni obedezcan a sus malos deseos.


Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida.


Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.


Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado;


En realidad, me temo que cuando vaya a verlos no los encuentre como quisiera, ni ustedes me encuentren a mí como quisieran. Temo que haya peleas, celos, arrebatos de ira, rivalidades, calumnias, chismes, arrogancias y alborotos.


Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.


En otro tiempo ustedes, por sus actitudes y malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos.


Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas.


mientras que esos malvados farsantes irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.


Así son los que van de casa en casa cautivando a mujeres débiles cargadas de pecados, que se dejan llevar por toda clase de pasiones.


Profesan conocer a Dios, pero con sus acciones lo niegan; son abominables, desobedientes e incapaces de hacer algo bueno.


y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con dominio propio, justicia y devoción,


Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no sirve para nada.


Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia.


Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.


Con estas señales que se le permitió hacer en presencia de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra. Ordenó que hicieran una imagen en honor de la bestia que, después de ser herida a espada, revivió.


Gritó a gran voz: «¡Ha caído! ¡Ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios y en guarida de todo espíritu maligno, en nido de toda ave impura y de todo animal detestable.


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