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Proverbios 21:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 En las manos del Señor el corazón del rey son como un río: siguen el curso que el Señor les ha trazado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El corazón del rey es como un arroyo dirigido por el Señor, quien lo guía por donde él quiere.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Los pensamientos del rey, igual que el agua, corren por donde Yavé los dirige.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Como los repartimientos de las aguas, Así el corazón del rey está en la mano de YHVH, A todo lo que quiere lo inclina.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Arroyo es el corazón del rey en manos de Yahveh: que él dirige adonde quiere.

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Proverbios 21:1
26 Referencias Cruzadas  

Volverá por el mismo camino que vino; ¡en esta ciudad no entrará!”. Yo, el Señor, lo afirmo.


En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, el Señor movió el espíritu del rey para que promulgara un decreto en todo su reino y así se cumpliera la palabra del Señor por medio del profeta Jeremías. Tanto oralmente como por escrito, el rey decretó lo siguiente:


«Esto es lo que ordena Ciro, rey de Persia: »El Señor, Dios del cielo, que me ha dado todos los reinos de la tierra, me ha encargado que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en Judá.


Durante siete días celebraron con mucho gozo la fiesta de los Panes sin levadura, porque el Señor les había devuelto la alegría y había hecho que el rey de Asiria los ayudara y permitiera reconstruir el templo del Dios de Israel.


Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor de este hombre». En aquel tiempo yo era copero del rey.


—¿Qué quieres que haga? —preguntó el rey. Así que oré al Dios del cielo


y, por favor, ordene a su guardabosques Asaf que me dé madera para reparar las puertas de la ciudad que están junto al Templo, la muralla de la ciudad y la casa donde he de vivir. El rey accedió a mi petición, porque Dios estaba actuando a mi favor.


Al rey le gustó Ester más que todas las demás mujeres, y ella se ganó su aprobación y simpatía más que todas las otras vírgenes. Así que él le ciñó la corona real y la proclamó reina en lugar de Vasti.


a quienes les cambió su sentir para que odiaran a su pueblo y se confabularan contra sus siervos.


Hizo que todos sus opresores también se apiadaran de ellos.


Al ver esto, el mar huyó; el Jordán se volvió atrás.


¿Qué te pasó, mar, que huiste, y a ti, Jordán, que te volviste atrás?


Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos; secaste ríos de inagotables corrientes.


Pero el Señor, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar.


Yo endureceré el corazón del faraón y, aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto,


El ser humano hace planes, pero la palabra final la tiene el Señor.


El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.


Los pasos del hombre los dirige el Señor. ¿Cómo puede el hombre entender su propio camino?


¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados.


Yo digo a las aguas profundas: “¡Séquense!”. Y ordeno que se sequen sus corrientes.


«Vigílalo bien, sin hacerle ningún daño y haz con él como él mismo te diga».


Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta. Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos.


y lo libró de todas sus desgracias. Le dio sabiduría para ganarse el favor del faraón, rey de Egipto, quien lo nombró gobernador del país y del palacio real.


El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates y se secaron sus aguas para abrir paso a los reyes del oriente.


El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y los manantiales, entonces estos se convirtieron en sangre.


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