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Oseas 2:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 »¡Acusen a su madre! ¡Acúsenla! ¡Porque ella no es mi esposa ni yo su marido! ¡Que se quite del rostro el maquillaje de prostituta y de entre los pechos los adornos de su adulterio!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 »Pero ahora, presenten cargos contra su madre, Israel, porque ya no es mi esposa, ni yo soy su esposo. Díganle que se quite del rostro el maquillaje de prostituta y la ropa que muestra sus pechos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Ustedes son los hijos del Dios vivo. Se reunirán los hijos de Judá y los de Israel bajo un solo jefe, y desbordarán los límites del país; porque el día de Jezrael será un gran día.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Contended con vuestra madre, contended, Que ella no es mi mujer ni Yo soy su marido, Para que se quite de su cara sus fornicaciones, Y sus adulterios° de entre sus pechos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Se reunirán los hijos de Judá con los hijos de Israel; se darán un jefe único y se desbordarán del país, porque será grande el día de Yizreel.

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Oseas 2:2
22 Referencias Cruzadas  

Izará una bandera para las naciones, reunirá a los desterrados de Israel y de los cuatro puntos cardinales juntará al pueblo esparcido de Judá.


Así dice el Señor: «A la madre de ustedes, yo la repudié; ¿dónde está el acta de divorcio? ¿A cuál de mis acreedores los he vendido? Por causa de sus iniquidades, fueron ustedes vendidos; por las transgresiones de ustedes fue despedida su madre.


«¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta. Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías; sus pecados, a los descendientes de Jacob.


Diles: “Reyes de Judá y habitantes de Jerusalén, escuchen la palabra del Señor. Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: ‘Voy a enviar tal calamidad sobre este lugar que a todo el que la oiga le quedará retumbando en los oídos.


«Ve y proclama a oídos de Jerusalén que así dice el Señor: »“Recuerdo la fidelidad de tu juventud, tu amor de novia, cuando me seguías por el desierto, por tierras no cultivadas.


»Supongamos que un hombre se divorcia de su mujer y que ella lo deja para casarse con otro. ¿Podría volver el primero a casarse con ella? ¿No quedará la tierra completamente contaminada? Pues bien, tú te has prostituido con muchos amantes y ya no podrás volver a mí», afirma el Señor.


“Tan solo reconoce tu culpa y que te rebelaste contra el Señor tu Dios. Bajo todo árbol frondoso has brindado a dioses extraños tus favores y no has querido obedecerme”», afirma el Señor.


En aquellos días la tribu de Judá se unirá al pueblo de Israel y juntos vendrán del país del norte, a la tierra que di como herencia a sus antepasados.


»”Tomaste también a los hijos y a las hijas que tuviste conmigo y los entregaste como alimento a esas imágenes. ¡No te bastaron tus prostituciones!


¡En cada esquina construiste santuarios y degradaste tu belleza! Te abriste de piernas a cualquiera que pasaba, y fornicaste sin cesar.


»¿Los juzgarás tú, hijo de hombre? ¡Júzgalos tú! Confróntalos con las abominaciones de sus antepasados.


Pensé entonces en esa mujer desgastada por sus adulterios: “Ahora van a seguir aprovechándose de esa mujer prostituida”.


Pero los hombres justos les darán el castigo que merecen las mujeres asesinas y adúlteras, ¡porque son unas adúlteras y tienen las manos manchadas de sangre!


Cuando el Señor comenzó a hablar por medio de Oseas le dijo: «Ve y toma por esposa una prostituta y ten con ella hijos de prostitución, porque el país se ha prostituido por completo. ¡Se ha apartado del Señor!».


»Llamen a sus hermanos Amí, y a sus hermanas Rujama.


Su madre es una prostituta; la que los concibió es una desvergonzada. Pues dijo: “Quiero ir tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas”.


Tropiezas de día y de noche y los profetas tropiezan contigo. Tu madre dejará de existir,


El que abre brecha marchará al frente y también ellos se abrirán camino; atravesarán la puerta y se irán, mientras su Rey avanza al frente, mientras el Señor va a la cabeza».


Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.


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