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Números 31:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 «Antes de reunirte con tus antepasados, en nombre de tu pueblo, tienes que vengarte de los madianitas».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «En nombre del pueblo de Israel, toma venganza en contra de los madianitas por haber conducido a mi pueblo a la idolatría. Después morirás y te reunirás con tus antepasados».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Que los hijos de Israel tomen ahora desquite de los madianitas, y luego irás a reunirte con tu pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Toma venganza completa de los hijos de Israel contra los madianitas. Después serás reunido a tu pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 'Toma venganza de los madianitas por lo que hicieron a los israelitas, y después te reunirás con tus antepasados'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Haz la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo.

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Números 31:2
30 Referencias Cruzadas  

Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados y te enterrarán cuando ya seas muy anciano.


Ismael vivió ciento treinta y siete años. Al morir, fue a reunirse con sus antepasados.


murió en buena vejez. Luego de haber vivido muchos años, fue a reunirse con sus antepasados.


El sacerdote de Madián tenía siete hijas, las cuales solían ir a sacar agua para llenar los abrevaderos y dar de beber a las ovejas de su padre.


Por eso, afirma el Señor, el Señor de los Ejércitos, el Poderoso de Israel: «Me desquitaré de mis adversarios, me vengaré de mis enemigos.


El Señor es un Dios celoso y vengador. Señor de la venganza, Señor de la ira. El Señor se venga de sus adversarios; es implacable con sus enemigos.


«Pronto Aarón partirá de este mundo, de modo que no entrará en la tierra que he dado a los israelitas porque ustedes dos se rebelaron contra la orden que les di en la fuente de Meribá.


Allí quitarás a Aarón sus vestiduras sacerdotales y se las pondrás a su hijo Eleazar, pues allí Aarón morirá y se reunirá con sus antepasados».


Mientras los israelitas acampaban en Sitín, comenzaron a entregarse a la inmoralidad sexual con las mujeres moabitas,


Mientras el pueblo lloraba a la entrada de la Tienda de reunión, un israelita trajo a una madianita y, en presencia de Moisés y de toda la comunidad israelita, tuvo el descaro de presentársela a su familia.


Después de que la hayas contemplado, partirás de este mundo para reunirte con tus antepasados, como tu hermano Aarón.


Moisés se dirigió al pueblo y dijo: «Preparen a algunos de sus hombres para la guerra contra Madián. Vamos a descargar sobre ellos la venganza del Señor.


Ese será el tiempo del juicio cuando se cumplirá todo lo que está escrito.


»En verdad David, después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, murió, fue sepultado con sus antepasados y su cuerpo sufrió la corrupción.


No tomen venganza, queridos hermanos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.


pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al malhechor.


Mía es la venganza; yo pagaré. A su debido tiempo, su pie resbalará. Se apresura su desastre, y el día del juicio se avecina».


Yo moriré en esta tierra sin haber cruzado el Jordán, pero ustedes sí lo cruzarán y tomarán posesión de esa buena tierra.


Y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya hemos dicho y advertido.


Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza; yo pagaré»; y también: «El Señor juzgará a su pueblo».


»¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido! ¡Alégrense también ustedes, creyentes, apóstoles y profetas!, porque Dios, al juzgarla, les ha hecho justicia».


pues sus juicios son verdaderos y justos: ha condenado a la gran prostituta que con sus adulterios corrompía la tierra; ha vindicado la sangre de los siervos de Dios derramada por ella».


Gritaban a gran voz: «¿Hasta cuándo, soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra muerte?».


Cuando el pueblo lo vio, todos alabaron a su dios diciendo: «Nuestro dios ha entregado en nuestras manos a nuestro enemigo, al que asolaba nuestra tierra y multiplicaba nuestras víctimas».


También murió toda aquella generación y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel.


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