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Números 11:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

17 Yo descenderé para hablar contigo y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga de este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Yo descenderé y allí hablaré contigo. Tomaré del Espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellos también. Llevarán la carga del pueblo junto contigo, y de esa manera no tendrás que soportarla tú solo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Bajaré y hablaré contigo; luego tomaré de mi espíritu que está en ti y se lo pondré a ellos. Llevarán contigo la carga del pueblo y ya no tendrás que llevarla solo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y Yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del Espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellos, para que soporten contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yo descenderé y te hablaré allí; tomaré del espíritu que hay en ti y se lo infundiré a ellos, para que compartan contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del espíritu que está en ti, y lo pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.

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Números 11:17
32 Referencias Cruzadas  

Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo.


Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, subió y se retiró de su presencia.


Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra y Dios continuó diciendo:


Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, mientras Abraham regresó a su tienda de campaña.


Los profetas de Jericó, al verlo, exclamaron: «¡El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo!». Entonces fueron a su encuentro y se postraron ante él, rostro en tierra.


Al cruzar, Elías preguntó a Eliseo: —¿Qué quieres que haga por ti antes de que me separen de tu lado? —Te pido que yo herede una doble porción de tu espíritu —respondió Eliseo.


Con tu buen Espíritu les diste entendimiento. No quitaste tu maná de su boca; les diste agua para calmar su sed.


pues te cansas tú y se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado pesada para ti; no la puedes desempeñar tú solo.


Serán ellos los que sirvan como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso te aligerará la carga, porque te ayudarán a llevarla.


y que se preparen para el tercer día, porque en ese mismo día yo, el Señor, descenderé sobre el monte Sinaí, a la vista de todo el pueblo.


El Señor descendió a la cumbre del monte Sinaí y desde allí llamó a Moisés para que subiera. Cuando Moisés llegó a la cumbre,


El Señor descendió en la nube y se puso junto a Moisés. Luego le dio a conocer su nombre:


que regaré con agua la tierra sedienta y con arroyos el suelo seco; derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus vástagos,


Su pueblo recordó los tiempos pasados, los tiempos de Moisés: ¿Dónde está el que los hizo subir del mar, con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu entre ellos,


»Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y los jóvenes recibirán visiones.


El Señor descendió en la nube y habló con Moisés, y compartió con los setenta jefes ancianos el Espíritu que estaba sobre él. Cuando el Espíritu descansó sobre ellos, se pusieron a profetizar. Pero esto no volvió a repetirse.


Entonces el Señor descendió en una columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda. Llamó a Aarón y a Miriam y, cuando ambos se acercaron,


Con él hablo cara a cara, claramente y sin enigmas. Él contempla la imagen del Señor. ¿Cómo no tienen miedo de murmurar contra mi siervo Moisés?».


El Señor dijo a Moisés: —Toma a Josué, hijo de Nun, en quien mora el Espíritu, pon tus manos sobre él


Cuando Moisés entró en la Tienda de reunión para hablar con el Señor, escuchó su voz de entre los dos querubines, desde la cubierta de la tapa que estaba sobre el arca con las tablas del pacto. Así hablaba el Señor con Moisés.


Nadie ha subido jamás al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre.


Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.


Sin embargo, ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.


Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.


por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre, sino a Dios, quien da a ustedes su Espíritu Santo.


Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros.


Estos son los que causan divisiones y se dejan llevar por sus propios instintos, pues no tienen el Espíritu.


Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona.


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