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Mateo 9:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 Al ver esto, la multitud se llenó de temor y glorificó a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Al ver esto, el temor se apoderó de la multitud y alabaron a Dios por darles semejante autoridad a los seres humanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 La gente, al ver esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Al ver esto, las multitudes tuvieron temor° y glorificaron a Dios, porque había dado tal autoridad a los hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Al ver esto, la multitud quedó sobrecogida de temor y glorificaron a Dios por haber dado tal poder a los hombres.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Pero cuando las multitudes vieron esto, se maravillaron y glorificaron a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.

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Mateo 9:8
22 Referencias Cruzadas  

Toda la gente quedó asombrada y decía: «¿No será este el Hijo de David?».


La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.


Jesús se acercó entonces a ellos y dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.


Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos.


Y el hombre se levantó y se fue a su casa.


Y el hombre se levantó, tomó su camilla enseguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. —Jamás habíamos visto cosa igual —decían.


La gente estaba sumamente asombrada y decía: «Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos».


Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella; al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.


Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces.


¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?


Al instante recobró la vista. Entonces, glorificando a Dios, comenzó a seguir a Jesús y todos los que lo vieron daban alabanza a Dios.


Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho.


El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: —¡Verdaderamente este hombre era justo!


Todos se llenaron de temor y alababan a Dios. —Ha surgido entre nosotros un gran profeta —decían—. Dios ha venido en ayuda de su pueblo.


Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.


Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo: —¡Así que también a los no judíos ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!


Al oírlo, alabaron a Dios. Luego dijeron a Pablo: «Ya ves, hermano, cuántos miles de judíos han creído, y todos ellos siguen aferrados a la Ley.


Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos: todos alababan a Dios por lo que había sucedido,


En efecto, al recibir esta demostración de servicio, ellos alabarán a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión del evangelio de Cristo y por su generosa solidaridad con ellos y con todos.


Y por causa mía glorificaban a Dios.


Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de su visitación.


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