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Lucas 9:32 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

32 Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que estaban con él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Pedro y los otros se durmieron. Cuando despertaron, vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres de pie junto a él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Un sueño pesado se había apoderado de Pedro y sus compañeros, pero se despertaron de repente y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Y Pedro y los que estaban con él se hallaban cargados de sueño, pero habiéndose sacudido el sueño, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero se despertaron y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que con él estaban.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

32 Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y despertando, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con Él.

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Lucas 9:32
13 Referencias Cruzadas  

Ya no será el sol tu luz durante el día ni con su resplandor te alumbrará la luna, porque el Señor será tu luz eterna; tu Dios será tu gloria.


Fue entonces cuando escuché a aquel hombre. Mientras me hablaba, quedé aturdido y con el rostro en tierra.


»Mientras me hablaba, yo estaba aturdido, con el rostro en tierra. Entonces me tocó y me puso de pie.


Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. No sabían qué decirle.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.


»Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.


Cuando les dimos a conocer la venida de nuestro Señor Jesucristo en todo su poder, no estábamos siguiendo sutiles cuentos supersticiosos, sino dando testimonio de su grandeza que vimos con nuestros propios ojos.


Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.


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