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Lucas 8:35 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

35 por lo que la gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

35 Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre liberado de los demonios. Estaba sentado a los pies de Jesús, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 La gente salió a ver qué había pasado y llegaron a donde estaba Jesús. Encontraron junto a él al hombre del que habían salido los demonios, sentado a sus pies, vestido y en su sano juicio. Todos se asustaron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Salieron entonces a ver lo sucedido, y fueron adonde Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido° los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en sus cabales. Y tuvieron temor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 La gente acudía a ver lo que había sucedido. Llegáronse a Jesús, y encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado ya, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús. Y quedaron llenos de espanto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

35 Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús; vestido, y en su juicio cabal, y tuvieron miedo.

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Lucas 8:35
13 Referencias Cruzadas  

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu firme dentro de mí.


Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos e intercedió por los transgresores.


Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.


Llegaron adonde estaba Jesús y, cuando vieron al que había estado poseído por la legión de demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.


Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía.


Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra y yo aquí me muero de hambre!


Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.


Al desembarcar Jesús, un endemoniado que venía del pueblo salió a su encuentro. Hacía mucho tiempo que este hombre no se vestía; tampoco vivía en una casa, sino en los sepulcros.


Al ver lo sucedido, los que cuidaban los cerdos huyeron y avisaron en el pueblo y por los campos,


«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad. Bajo la tutela de Gamaliel recibí instrucción cabal en la Ley de nuestros antepasados, y fui tan celoso de Dios como cualquiera de ustedes lo es hoy día.


El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.


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