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Lucas 2:38 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

38 Llegando en ese mismo momento, Ana dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Llegó justo en el momento que Simeón hablaba con María y José, y comenzó a alabar a Dios. Habló del niño a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Llegó en aquel momento y también comenzó a alabar a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 También ésta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba acerca de Él° a todos los que esperaban la liberación de Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Presentándose en aquel mismo momento, glorificaba a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

38 Y esta, viniendo en la misma hora, también daba gracias al Señor, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

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Lucas 2:38
11 Referencias Cruzadas  

José de Arimatea, miembro distinguido del Consejo, que también esperaba el reino de Dios, se atrevió a presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.


«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.


Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la consolación de Israel. El Espíritu Santo estaba con él


Había también una profetisa, Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana; casada de joven había vivido con su esposo siete años


que no había estado de acuerdo con la decisión ni con la conducta de ellos. Era natural de un pueblo de Judea, llamado Arimatea, y esperaba el reino de Dios.


pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel. Es más, ya hace tres días que sucedió todo esto.


¡Gracias a Dios por su don indescriptible!


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.


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