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Levítico 8:28 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

28 Después Moisés tomó todo eso de sus manos y en presencia del Señor lo quemó en el altar, sobre el holocausto, como ofrenda de ordenación de aroma grato. Esa era una ofrenda puesta al fuego en honor del Señor.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

28 Después tomó aquellas cosas Moisés de las manos de ellos, y las hizo arder en el altar sobre el holocausto; eran las consagraciones en olor grato, ofrenda encendida a Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Luego Moisés les quitó de las manos todas estas ofrendas y las quemó sobre el altar, encima de la ofrenda quemada. Esta era la ofrenda de ordenación; era un aroma agradable, una ofrenda especial presentada al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Moisés la recibió luego de sus manos y la quemó en el altar por encima del holocausto. Este fue el sacrificio de consagración de calmante olor, sacrificio por el fuego para Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Luego Moisés lo tomó de las palmas de ellos y lo hizo quemar en el altar sobre el holocausto. Fue un sacrificio de investidura de olor que apacigua, ofrenda ígnea a YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Después Moisés lo recogió de sus manos y lo quemó en el altar, encima del holocausto. Fue un sacrificio de investidura de calmante aroma, manjar pasado por el fuego para Yahveh.

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Levítico 8:28
6 Referencias Cruzadas  

Cuando el Señor percibió el grato aroma, se dijo a sí mismo: «Aunque la inclinación del corazón del ser humano es perversa desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa suya. Tampoco volveré a destruir a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo.


Luego tomarás todo eso de sus manos y en presencia del Señor lo quemarás en el altar, junto con el holocausto de aroma grato. Esta es una ofrenda puesta al fuego en honor del Señor.


Las entrañas y las patas se lavarán con agua, y luego el sacerdote lo quemará todo en el altar. Es un holocausto, una ofrenda puesta al fuego, cuyo aroma es grato al Señor.


»¡Despierta, espada, contra mi pastor, contra mi compañero!», afirma el Señor de los Ejércitos. «Hiere al pastor para que se dispersen las ovejas y vuelva yo mi mano contra los pequeños.


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