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Levítico 26:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

17 Yo les negaré mi favor y sus adversarios los derrotarán. Sus enemigos los dominarán y ustedes huirán sin que nadie los persiga.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Me volveré contra ustedes, y sus enemigos los derrotarán. Aquellos quienes los odian los gobernarán, y ustedes huirán, ¡aun cuando nadie los esté persiguiendo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Me volveré contra ustedes y serán derrotados ante el enemigo; ustedes no resistirán a sus adversarios y huirán sin que nadie los persiga.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Pondré mi rostro contra vosotros y seréis derrotados delante de vuestros enemigos, y quienes os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yo me volveré contra vosotros, y seréis derrotados por vuestros enemigos; os dominarán los que os odian y huiréis sin que nadie os persiga.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 y fijaré mi rostro contra vosotros, y seréis muertos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros y huiréis sin que nadie os persiga.

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Levítico 26:17
30 Referencias Cruzadas  

Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos y en el mundo serás un fugitivo errante.


»Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si luego se vuelve a ti para alabar tu nombre, y ora y te suplica en este templo,


Por eso la ira del Señor se encendió contra los israelitas y, por mucho tiempo, los puso bajo el poder de Jazael, rey de Aram, y de su hijo Ben Adad.


Del ejército no le habían quedado a Joacaz más que cincuenta jinetes, diez carros de combate y diez mil soldados de infantería, pues el rey de Aram había destruido el ejército, reduciéndolo a polvo.


Nos hiciste retroceder ante el enemigo; nos han saqueado nuestros adversarios.


Allí los tienen, sobrecogidos de miedo, cuando no hay nada que temer. Dios dispersó los huesos de quienes te atacaban; tú los avergonzaste, porque Dios los rechazó.


¡Oh, si de Sión saliera la salvación de Israel! Cuando Dios restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!


El malvado huye aunque nadie lo persiga; pero el justo vive confiado como un león.


Ante la amenaza de uno solo, mil de ustedes saldrán huyendo; ante la amenaza de cinco, huirán todos ustedes. Quedarán abandonados como un mástil en la cima de una montaña, como una bandera sobre una colina».


Pero ellos se rebelaron y afligieron a su Santo Espíritu. Por eso se convirtió en su enemigo y luchó él mismo contra ellos.


‘En este lugar anularé los planes de Judá y de Jerusalén. Los haré caer a filo de espada delante de sus enemigos, es decir, a manos de los que atentan contra su vida. También dejaré sus cadáveres a las aves del cielo y a las bestias de la tierra para que les sirvan de comida.


»Por eso, así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: “He decidido ponerme en contra de ustedes, para su mal, y destruir a todo Judá.


Sus enemigos se volvieron sus amos; tranquilos se ven sus adversarios. El Señor la ha acongojado por causa de sus muchos pecados. Sus hijos marcharon al cautiverio, arrastrados por sus enemigos.


Como enemigo, tensó el arco; lista estaba su mano derecha. Como enemigo, eliminó lo placentero a la vista. Como fuego, derramó su ira sobre las tiendas de la hija de Sión.


Voy a enfrentarme a ellos; ¡se han librado de un fuego, pero serán consumidos por otro! Cuando me enfrente a ellos, ustedes sabrán que yo soy el Señor.


»Cuando algún israelita o extranjero que viva entre ustedes coma sangre de cualquier animal, yo me pondré en su contra y lo eliminaré de su pueblo.


El Señor hará que te derroten tus enemigos. Avanzarás contra ellos por un camino y huirás de ellos por siete caminos. Todos los reinos de la tierra sentirán horror al verte.


Por esa razón, solo fueron a la batalla tres mil soldados, pero estos salieron huyendo ante los de Hai.


Entonces el Señor se enfureció contra los israelitas y los entregó en manos de invasores que los saquearon. Los dejó en manos de los enemigos que tenían a su alrededor, a los que ya no pudieron hacerles frente.


Los israelitas estuvieron sometidos a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.


El Señor se enfureció contra Israel a tal grado que los entregó en manos de Cusán Risatayin, rey de Aram Najarayin, a quien estuvieron sometidos durante ocho años.


Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio.


En cambio, si desobedecen al Señor y no acatan sus mandatos, él descargará su mano sobre ustedes como la descargó contra sus antepasados.


Los filisteos fueron a la guerra contra Israel y los israelitas huyeron ante ellos. Muchos cayeron muertos en el monte Guilboa.


Entonces los filisteos se lanzaron al ataque y derrotaron a los israelitas, los cuales huyeron en desbandada. La matanza fue terrible, pues de los israelitas cayeron treinta mil soldados de infantería.


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