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Levítico 22:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

19 para que sea aceptado deberá presentar un macho sin defecto de entre el ganado vacuno, ovino o cabrío.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

19 para que sea aceptado, ofreceréis macho sin defecto de entre el ganado vacuno, de entre los corderos, o de entre las cabras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 serás aceptado únicamente si la ofrenda es un animal macho sin defecto. Podrá ser un toro, un carnero o un chivo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 la víctima sólo será aceptada si es macho, sin defecto, buey, oveja o cabra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 a fin de que sea acepto por vosotros, deberá ofrecer un macho sin defecto de la vacada, o de los corderos, o de las cabras.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 deberá ofrecer, para que sea aceptable, un macho sin defecto, ya sea de ganado mayor, de ovejas o de cabras.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 De vuestra voluntad ofreceréis macho sin defecto de entre las vacas, de entre los corderos, o de entre las cabras.

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Levítico 22:19
21 Referencias Cruzadas  

El animal que se escoja puede ser un cordero o un cabrito de un año y sin defecto,


»Si alguien ofrece un holocausto de ganado ovino, sea de corderos o de cabras, deberá presentar un macho sin defecto.


que dijera a los israelitas: «Cuando alguno de ustedes traiga una ofrenda al Señor, deberá presentar un animal de ganado vacuno u ovino.


»Si el animal que ofrece en holocausto es de ganado vacuno, deberá presentar un macho sin defecto a la entrada de la Tienda de reunión. Así será aceptable al Señor.


En efecto, no deberá acercarse nadie que tenga algún defecto físico: ninguno que sea ciego, cojo, mutilado, deforme,


»Si la persona ofrece como sacrificio para obtener el perdón un cordero, deberá presentar una hembra sin defecto.


Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió el siguiente recado: «No te metas con ese justo, pues, por causa de él, hoy he sufrido mucho en un sueño».


Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente. —Soy inocente de la muerte de este hombre —dijo—. ¡Allá ustedes!


—He pecado —dijo—, porque he entregado a la muerte a un inocente. —¿Y eso a nosotros qué nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú!


Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y exclamaron: —¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!


y les dijo: —Ustedes me trajeron a este hombre acusado de fomentar la rebelión entre el pueblo, pero resulta que lo he interrogado delante de ustedes sin encontrar que sea culpable de lo que ustedes lo acusan.


En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en cambio, no ha hecho nada malo.


El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: —¡Verdaderamente este hombre era justo!


Pilato volvió a salir. —Aquí lo tienen —dijo a los judíos—. Lo he traído para que sepan que no lo encuentro culpable de nada.


Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.


para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable.


Si alguno de esos animales está cojo o ciego, o tiene algún otro defecto grave, no se lo presentarás en sacrificio al Señor tu Dios.


Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!


sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.


Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


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