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Jueces 17:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 —Vive conmigo —le propuso Micaías—, y sé mi padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, además de ropa y comida.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y serás para mí padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, vestidos y comida. Y el levita se quedó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata al año, además de una muda de ropa y comida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Micá le dijo: 'Quédate conmigo, serás para mí un padre y un sacerdote'. Te daré diez monedas de plata al año y además alojamiento y comida'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y Micah le dijo: habita conmigo y me servirás de padre y sacerdote, y te daré diez ciclos de plata por año, un juego de vestidos y tu sustento. Y el levita se quedó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Le dijo Micá: 'Quédate conmigo y sé para mí padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, vestido y comida'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y vestidura, y tu comida. Y el levita se quedó.

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Jueces 17:10
17 Referencias Cruzadas  

Fue Dios quien me envió aquí, no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto.


Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, Joás, rey de Israel, fue a verlo. Echándose sobre él, lloró y exclamó: —¡Padre mío, padre mío, carro y jinete poderoso de Israel!


Eliseo, viendo lo que pasaba, se puso a gritar: «¡Padre mío, padre mío, carro y jinete poderoso de Israel!». Pero no volvió a verlo. Entonces agarró su ropa y la rasgó en dos.


Cuando el rey de Israel los vio, preguntó a Eliseo: —¿Los mato, mi señor? ¿Los mato?


Fui padre de los necesitados y defensor de los extranjeros.


Le pondré tu túnica, le colocaré tu faja y le daré tu autoridad. Será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la tribu de Judá.


Ustedes me han profanado delante de mi pueblo por un puñado de cebada y unas migajas de pan. Por las mentiras que dicen, y que mi pueblo cree, se mata a los que no deberían morir y se deja con vida a los que no merecen vivir.


—¿Cuánto me dan y yo les entrego a Jesús? —propuso. Decidieron pagarle treinta monedas de plata.


Dijo esto no porque se interesara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba a robarse lo que echaban en ella.


Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.


pastoreen el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con deseo de servir, como Dios quiere.


El joven levita aceptó quedarse a vivir con él y fue para Micaías como uno de sus hijos.


—¿De dónde vienes? —preguntó Micaías. —Soy levita, de Belén de Judá —contestó él—, y estoy buscando un lugar donde vivir.


El joven les contó lo que Micaías había hecho por él y dijo: —Me ha contratado y soy su sacerdote.


Y los familiares tuyos que sobrevivan vendrán y se postrarán rogando que les regale una pieza de plata o un pedazo de pan. Suplicarán: “¡Dame algún trabajo sacerdotal para mi sustento!”».


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