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Jeremías 7:34 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

34 Haré que en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén se apaguen los gritos de alegría, las voces de júbilo y los cánticos del novio y de la novia, porque esta tierra quedará desolada.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra será desolada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Pondré fin a las risas y a las alegres canciones en las calles de Jerusalén. No se oirán más las voces felices de los novios ni de las novias en las ciudades de Judá. La tierra quedará completamente desolada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Suspenderé en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén toda manifestación de gozo y de alegría, los cantos del novio y de la novia, porque el país sólo será un desierto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalem, haré cesar la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, porque esta tierra vendrá a ser una desolación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el país será un desierto'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada; porque la tierra será desolada.

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Jeremías 7:34
23 Referencias Cruzadas  

Que esa noche permanezca estéril; que no haya en ella gritos de alegría.


A sus jóvenes los consumió el fuego y no hubo cantos nupciales para sus doncellas;


Su país está desolado, sus ciudades son presa del fuego; ante sus propios ojos los extraños devoran sus campos; su país está desolado, como si hubiera sido destruido por extranjeros.


Las puertas de la ciudad gemirán y se vestirán de luto; desolada, la ciudad se sentará en el suelo.


Entonces exclamé: —¿Hasta cuándo, Señor? Y él respondió: —Hasta que las ciudades queden destruidas y sin habitante alguno; hasta que las casas queden deshabitadas y los campos asolados y en ruinas;


Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: Voy a poner fin en este lugar a toda expresión de alegría y de regocijo; así como al cántico del novio y de la novia. Esto sucederá en sus propios días y ustedes lo verán.


Porque así dice el Señor acerca de la casa real de Judá: «Para mí, tú eres como Galaad y como la cima del Líbano; ciertamente te convertiré en un desierto, en ciudades deshabitadas.


“Haré que desaparezcan entre ellos los gritos de gozo y alegría, las voces del novio y la novia, el ruido del molino y la luz de la lámpara.


No les hagan caso. Sométanse al rey de Babilonia y seguirán con vida. ¿Por qué ha de convertirse en ruinas esta ciudad?


»Así dice el Señor: “Ustedes dicen que este lugar está en ruinas, sin gente ni animales. Sin embargo, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están desoladas y sin gente ni animales, se oirá de nuevo


el grito de gozo y alegría, el canto del novio y de la novia, también la voz de los que traen al Templo del Señor ofrendas de acción de gracias y cantan: »” ‘Den gracias al Señor de los Ejércitos, porque el Señor es bueno, porque su gran amor perdura para siempre’. Haré que vuelvan del cautiverio de este país —afirma el Señor—, y volverán a ser como al principio”.


Miré y la tierra fértil era un desierto; estaban en ruinas todas las ciudades, por la acción del Señor, por causa de su ardiente ira.


Así dice el Señor: «Toda la tierra quedará desolada, pero no la destruiré por completo.


Por eso se derramó mi ira y se encendió mi furor contra las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, las cuales se convirtieron en ruina hasta el día de hoy”.


Ya no se sientan los ancianos a las puertas de la ciudad; ni se escucha la música de los jóvenes.


Así pondré fin al ruido de tus canciones y no se volverá a escuchar la melodía de tus arpas.


La violencia se levantó para castigar la maldad. Nada quedará de ustedes ni de su multitud; nada de su riqueza ni que tenga algún valor.


Pondré fin a todas sus celebraciones: sus fiestas anuales, sus lunas nuevas, sus días de reposo y sus festividades.


La llamaré a cuentas por los días en que quemaba incienso a sus baales, cuando se adornaba con zarcillos y joyas y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes», afirma el Señor.


Los dispersaré entre las naciones: desenvainaré la espada, los perseguiré hasta dejar desolada su tierra y en ruinas sus ciudades.


La tierra quedará desolada por culpa de sus habitantes, como resultado de su maldad.


Jamás volverá a brillar en ti la luz de ninguna lámpara. Jamás volverá a sentirse en ti la voz del novio y de la novia. Porque tus comerciantes eran los magnates del mundo, porque con tus hechicerías engañaste a todas las naciones,


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