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Jeremías 51:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 Así dice el Señor: «¡Miren! Voy a levantar un viento destructor contra Babilonia y la gente de Leb Camay.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Así ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto un viento destruidor contra Babilonia, y contra sus moradores que se levantan contra mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Esto dice el Señor: «Incitaré a un destructor contra Babilonia y contra la gente de Babilonia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Así habla Yavé: Voy a levantar contra los habitantes de Babilonia un viento impetuoso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Así dice YHVH: He aquí Yo levanto contra Babilonia y contra los moradores de Leb-Qamay° Un viento destructor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Así dice Yahveh: 'Mirad que yo suscito contra Babilonia y contra los habitantes de Leb Camay un viento destructor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Así dice Jehová: He aquí que yo levanto un viento destructor contra Babilonia, y contra sus moradores que se levantan contra mí.

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Jeremías 51:1
23 Referencias Cruzadas  

¡Mira! Voy a poner un espíritu en él, de manera que cuando oiga cierto rumor regrese a su propio país. Allí haré que lo maten a filo de espada”».


Hija de Babilonia, que has de ser destruida, ¡dichoso el que te haga pagar por todo lo que nos has hecho!


Por eso haré que tiemble el cielo y que la tierra se mueva de su sitio, por el furor del Señor de los Ejércitos, en el día de su ardiente ira.


Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo».


Profecía contra el desierto junto al mar: Como torbellinos que pasan por el Néguev, se acercan invasores de una temible tierra del desierto.


»Desciende, siéntate en el polvo, hija virginal de Babilonia; siéntate en el suelo, hija de los babilonios, pues ya no hay trono. Nunca más se te llamará tierna y delicada.


La tempestad del Señor se ha desatado con furor; un torbellino se cierne amenazante sobre la cabeza de los malvados.


Voy a desatar contra Elam los cuatro vientos desde los cuatro extremos del cielo. Los voy a esparcir por los cuatro vientos, y no quedará nación alguna adonde no lleguen sus desterrados.


«¡Ataca el territorio de Meratayin y a los que viven en Pecod! ¡Mátalos, destrúyelos por completo!», afirma el Señor. «¡Cumple con todas mis órdenes!


Te tendí una trampa, Babilonia, y en ella caíste antes de que te dieras cuenta. Fuiste sorprendida y capturada, porque te opusiste al Señor.


»Recluten contra Babilonia a los arqueros, a todos los que tensan el arco; acampen a su alrededor y que no escape ninguno. Retribúyanle según sus obras, hagan con ella como hizo con otros. Porque ella ha desafiado al Señor, al Santo de Israel.


Así dice el Señor de los Ejércitos: «Israel y Judá son pueblos oprimidos; sus enemigos los tienen apresados, no los dejan en libertad.


Porque yo movilizo contra Babilonia una alianza de grandes naciones del norte. Se alistarán contra ella y desde el norte será conquistada. Sus flechas son como expertos guerreros que no vuelven con las manos vacías.


Aunque Babilonia suba hasta los cielos, y en lo alto fortifique su fortaleza, yo enviaré destructores contra ella», afirma el Señor.


Jeremías había descrito en un rollo todas las calamidades que sobrevendrían a Babilonia, es decir, todo lo concerniente a ella.


Pero fue desarraigada con furia y arrojada por el suelo. El viento del este la dejó marchita y fueron arrancados sus frutos. Secas quedaron sus vigorosas ramas, y fueron consumidas por el fuego.


Aunque Efraín prospere entre sus hermanos, vendrá el viento del Señor, el viento del este que se levanta del desierto y se agotarán sus fuentes y manantiales. ¡Serán saqueados sus tesoros y todos sus objetos preciosos!


¿Se toca la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Ocurrirá en la ciudad alguna desgracia que el Señor no haya enviado?


»Porque así dice el Señor de los Ejércitos, cuya gloria fui enviado a buscar entre las naciones que los despojaron a ustedes: “La nación que toca a mi pueblo, toca la niña de mis ojos.


Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?


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