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Jeremías 5:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 Me dirigiré a los líderes y les hablaré; porque ellos sí conocen el camino del Señor y las demandas de su Dios». Pero ellos también quebrantaron el yugo y rompieron las ataduras.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que iré y hablaré a sus líderes. Sin duda ellos conocen los caminos del Señor y entienden las leyes de Dios». Pero los líderes también, como un solo hombre, se habían librado del yugo de Dios y roto las cadenas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Iré ver a los jefes y les hablaré, pues éstos conocen el camino de Yavé y el derecho de su Dios. Pues bien, todos juntos habían quebrado el yugo y roto las correas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Iré a los grandes y hablaré con ellos, Porque ellos conocen el camino de YHVH, El juicio de su Dios. Pero todos ellos habían quebrado el yugo, Habían roto las coyundas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque éstos conocen el camino de Yahveh, el derecho de su Dios'. Pero son precisamente todos éstos quienes quebraron el yugo y rompieron las coyundas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Me iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo y rompieron las coyundas.

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Jeremías 5:5
25 Referencias Cruzadas  

También los líderes de los sacerdotes y el pueblo aumentaron su maldad, pues siguieron las prácticas detestables de los países vecinos y contaminaron el Templo que el Señor había consagrado para sí en Jerusalén.


Al ver Moisés que el pueblo estaba desenfrenado y que Aarón les había permitido desmandarse y convertirse en el hazmerreír de sus enemigos,


Tus gobernantes son rebeldes, cómplices de ladrones; todos aman el soborno y van detrás de las recompensas. No abogan por el huérfano ni se ocupan de la causa de la viuda.


«Desde hace mucho quebraste el yugo; te quitaste las ataduras y dijiste: “¡No quiero servirte!”. Sobre toda colina alta y bajo todo árbol frondoso, te entregaste a la prostitución.


»Pero ustedes, los de esta generación, presten atención a la palabra del Señor: »¿Acaso he sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: “Somos libres, nunca más volveremos a ti”?


Todos tus amantes te han olvidado; ya no se ocupan de ti. Por causa de tu enorme iniquidad, y por tus muchos pecados, te he golpeado como a un enemigo, te di un castigo cruel.


«Desde el más pequeño hasta el más grande, todos codician ganancias injustas; desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño.


Aun la cigüeña en el cielo conoce sus estaciones; la tórtola, la golondrina y la grulla saben cuándo deben emigrar. Pero mi pueblo no conoce las exigencias del Señor.


«Tensan su lengua como un arco; en el país prevalece la mentira, no la verdad, porque van de mal en peor y a mí no me conocen», afirma el Señor.


El Señor me dijo: «Hijo de hombre, estos son los que están tramando maldades y dando malos consejos en esta ciudad.


Escuchen esta palabra, vacas de Basán, que viven en el monte de Samaria, que oprimen a los desvalidos y maltratan a los necesitados, que dicen a sus esposos: «¡Tráigannos de beber!».


¡Ay de los que viven tranquilos en Sión y de los que viven confiados en el monte de Samaria! ¡Ay de los notables de la nación más importante, a quienes acude el pueblo de Israel!


Sus jueces juzgan por soborno, sus sacerdotes instruyen por paga y sus profetas predicen por dinero; para colmo, buscan apoyo en el Señor, diciendo: «¿No está el Señor entre nosotros? ¡No vendrá sobre nosotros ningún mal!».


»Los labios de un sacerdote atesoran sabiduría y de su boca el pueblo busca instrucción, porque es mensajero del Señor de los Ejércitos.


Al verlo tan afligido, Jesús comentó: —¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!


Pero sus súbditos lo odiaban y mandaron tras él una delegación a decir: “No queremos a este por rey”.


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