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Jeremías 10:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

19 ¡Ay de mí, que estoy quebrantado! ¡Mi herida es incurable! Pero es mi enfermedad y me toca soportarla.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Mi herida es profunda y grande mi dolor. Mi enfermedad es incurable, pero debo soportarla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¡Pobre de mí! ¡Qué herida! Mi llaga es incurable. Y yo que decía: 'Es un sufrimiento que se puede aguantar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Ay de mí, a causa de mi quebranto! ¡Mi herida es incurable! Pero dije: ¡Ciertamente ésta es mi aflicción, y debo soportarla!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¡Ay de mí por mi desastre! ¡Mi llaga es incurable! Yo había pensado: 'Es sólo una enfermedad que podré soportar'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! Mi herida es muy dolorosa. Pero yo dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo soportarla.

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Jeremías 10:19
17 Referencias Cruzadas  

He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.


Y me pongo a pensar: «Esto es lo que me duele: que haya cambiado la diestra del Altísimo».


El Señor ha escondido su rostro del pueblo de Jacob, pero yo esperaré en él, pues en él tengo puesta mi esperanza.


»Tú les dirás lo siguiente: »“Que mis ojos derramen lágrimas día y noche, sin cesar, porque la virginal hija de mi pueblo ha sufrido una herida terrible, un golpe muy duro.


Aunque nuestras iniquidades nos acusan, actúa en razón de tu nombre, oh Señor. Muchas son nuestras infidelidades; contra ti hemos pecado.


Señor, tú eres la esperanza de Israel, todo el que te abandona quedará avergonzado. El que se aparta de ti quedará como algo escrito en el polvo, porque abandonó al Señor, fuente de aguas vivas.


¡Qué angustia, qué angustia! ¡Me retuerzo de dolor! Mi corazón se agita. ¡Ay, corazón mío! ¡No puedo callarme! Puedo escuchar el toque de trompeta y el grito de guerra.


Oigo el grito como de parturienta, quejidos como de primeriza. Es el grito de la hija de Sión, que respira con dificultad; que extiende los brazos y dice: «¡Ay de mí, que desfallezco! ¡Estoy en manos de asesinos!».


Por la herida de mi pueblo estoy herido; estoy de luto, el terror se apoderó de mí.


¡Ojalá mi cabeza fuera un manantial y mis ojos una fuente de lágrimas, para llorar de día y de noche por los muertos de mi pueblo!


Amargamente llora por la noche; corren las lágrimas por sus mejillas. No hay entre sus amantes uno solo que la consuele. Todos sus amigos la traicionaron; se volvieron sus enemigos.


Ríos de lágrimas corren por mis mejillas porque ha sido destruida la hija de mi pueblo.


He pecado contra el Señor, así que soportaré su furia hasta que defienda mi causa y me haga justicia. Entonces me sacará a la luz y veré su justicia.


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