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Jeremías 1:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

17 »Pero tú, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te ordene. No estés aterrorizado ante ellos, pues de lo contrario te aterrorizaré ante ellos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 »Levántate y prepárate para entrar en acción. Ve y diles todo lo que te ordene decir. No les tengas miedo, o haré que parezcas un necio delante de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Tú, ahora, muévete y anda a decirles todo lo que yo te mande. No temas enfrentarlos, porque yo también podría asustarte delante de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Así que tú ciñe tus lomos y ponte en pie, y háblales todo lo que Yo te mande. No tiembles ante ellos, no sea que Yo te haga temblar ante ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Así pues, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que te mando. No tengas miedo ante ellos, no sea que yo te haga temerlos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Tú pues, ciñe tus lomos, y levántate, y háblales todo lo que yo te mande. No temas delante de su rostro, no sea que yo te confunda delante de ellos.

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Jeremías 1:17
26 Referencias Cruzadas  

Entonces el poder del Señor vino sobre Elías, quien se ajustó el manto con el cinturón, se echó a correr y llegó a Jezrel antes que Acab.


El ángel del Señor ordenó a Elías: «Baja con él; no le tengas miedo». Así que Elías se levantó y bajó con el oficial para ver al rey,


Eliseo ordenó a Guiezi: —Arréglate la ropa, toma mi bastón y ponte en camino. Si te encuentras con alguien, no lo saludes; si alguien te saluda, no le respondas. Y cuando llegues, coloca el bastón sobre la cara del niño.


Un día, el profeta Eliseo llamó a un miembro de la comunidad de los profetas. «Arréglate la ropa para viajar —le ordenó—. Toma este frasco de aceite y ve a Ramot de Galaad.


Prepárate a hacerme frente; yo voy a interrogarte y tú me responderás.


—Yo estaré contigo —respondió Dios—. Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me adorarán en esta montaña.


Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas; tu hermano Aarón, por su parte, pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas.


Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus oficiales y sus sacerdotes y contra el pueblo de la tierra.


¡No me pongas a mí en vergüenza; avergüénzalos a ellos! ¡No me llenes de terror a mí; aterrorízalos a ellos! Envíales tiempos de calamidad; ¡destrózalos y vuelve a destrozarlos!


El profeta que tenga un sueño, que lo cuente; pero el que reciba mi palabra, que la proclame con fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano?», afirma el Señor.


Pero Jeremías dijo a todos los oficiales y a todo el pueblo: «El Señor me envió para profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las cosas que ustedes han escuchado.


«Así dice el Señor: “Párate en el atrio del Templo del Señor y di todas las palabras que yo te ordene a todos los habitantes de las ciudades de Judá que vienen a adorar en el Templo del Señor. No omitas ni una sola palabra.


Baruc, hijo de Nerías, hizo tal y como había ordenado el profeta Jeremías: Leyó en el Templo del Señor las palabras escritas en el rollo.


Te invoqué, y viniste a mí; «No temas», me dijiste.


«Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive y proclámale el mensaje que te voy a dar».


»Manténganse listos, con la ropa bien ajustada y las lámparas encendidas.


Ustedes saben que no he vacilado en predicar todo lo que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas.


porque sin vacilar les he proclamado todo el propósito de Dios.


Sin embargo, cuando predico acerca de las buenas noticias, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico las buenas noticias!


Y saben también que, a pesar de las aflicciones e insultos que antes sufrimos en Filipos, cobramos confianza en nuestro Dios y nos atrevimos a comunicarles el evangelio en medio de una gran lucha.


Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo.


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