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Génesis 3:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

24 Luego de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén a los querubines y una espada ardiente que se movía por todos lados para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Después de expulsarlos, el Señor Dios puso querubines poderosos al oriente del jardín de Edén; y colocó una espada de fuego ardiente —que destellaba al moverse de un lado a otro— a fin de custodiar el camino hacia el árbol de la vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Habiendo expulsado al hombre, puso querubines al oriente del jardín del Edén, y también un remolino que disparaba rayos, para guardar el camino hacia el Arbol de la Vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Así pues, expulsó al hombre y situó querubines al oriente del huerto del Edén, con la espada flameante que se revuelve para guardar el camino del árbol de la vida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Echó, pues, fuera al hombre, y apostó al oriente del jardín de Edén querubines y la llama de la vibrante espada para cerrar el paso al árbol de la vida.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados para guardar el camino del árbol de la vida.

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Génesis 3:24
20 Referencias Cruzadas  

Entonces Dios el Señor expulsó al ser humano del jardín del Edén para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho.


El hombre tuvo relaciones sexuales con Eva, su mujer, y ella quedó embarazada y dio a luz a Caín. Y dijo: «¡Con la ayuda del Señor, he tenido un varón!».


Hoy me condenas al destierro y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo y cualquiera que me encuentre me matará.


Haces de los vientos tus mensajeros y de las llamas de fuego tus servidores.


Pastor de Israel, ¡escúchanos! tú que guías a José como a un rebaño, tú que tienes tu trono entre los querubines, ¡resplandece!


El Señor es rey: que tiemblen las naciones. Él tiene su trono entre los querubines: que se estremezca la tierra.


«Ordénales a los israelitas que me traigan una ofrenda. La deben presentar todos los que sientan deseos de traérmela.


Miré y vi la semejanza de un trono de piedra de zafiro sobre la expansión que estaba encima de la cabeza de los querubines.


yo lo he desechado; lo entregué en manos de un líder de naciones, para que lo trate según su maldad.


Cuando la burra vio al ángel del Señor en medio del camino con la espada desenvainada, se apartó del camino y se fue por el campo. Pero Balán la golpeó para hacerla volver al camino.


—Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


En cuanto a los ángeles dice: «Él convierte a sus ángeles en vientos, y a sus servidores en llamas de fuego».


Josué, que acampaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre de pie frente a él, espada en mano. Josué se acercó y preguntó: —¿Es usted de los nuestros o del enemigo?


Así que enviaron un destacamento a Siló para sacar de allá el arca del pacto del Señor de los Ejércitos, que tiene su trono entre los querubines. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finés, estaban a cargo del arca del pacto de Dios.


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