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Génesis 27:41 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

41 A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

41 Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Desde ese momento, Esaú odió a Jacob, porque su padre le había dado la bendición a él. Entonces Esaú comenzó a tramar: «Pronto haré duelo por la muerte de mi padre y después mataré a mi hermano Jacob».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 Esaú le tomó odio a Jacob, a causa de la bendición que le había dado su padre, y se decía: 'Se acercan ya los días de luto por mi padre, y entonces mataré a mi hermano Jacob.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que lo había bendecido su padre, y dijo Esaú en su corazón: Se acercan los días del luto de mi padre, entonces podré matar a Jacob mi hermano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 Esaú sintió gran odio por Jacob a causa de la bendición con que lo había bendecido su padre y se dijo Esaú en su corazón: 'Se acercan los días del duelo por mi padre, y entonces mataré a mi hermano Jacob'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

41 Y Esaú aborreció a Jacob a causa de la bendición con que le había bendecido su padre, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y entonces yo mataré a mi hermano Jacob.

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Génesis 27:41
34 Referencias Cruzadas  

Cuando Rebeca se enteró de lo que planeaba Esaú, mandó llamar a Jacob y le dijo: —Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti.


¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños!


Luego Jacob envió mensajeros a su hermano Esaú, que estaba en la tierra de Seír, en la región de Edom.


Cuando los mensajeros regresaron, dijeron a Jacob: «Fuimos a hablar con su hermano Esaú y ahora viene a su encuentro acompañado de cuatrocientos hombres».


cuando se reunió con sus antepasados. Era ya muy anciano cuando murió; lo sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.


Como ellos alcanzaron a verlo desde lejos, antes de que se acercara tramaron un plan para matarlo.


Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban.


Sus hermanos replicaron: —¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros y que nos vas a gobernar? Y lo odiaron aún más por los sueños que él contaba.


Al reflexionar sobre la muerte de su padre, los hermanos de José concluyeron: «Tal vez José nos guarde rencor y ahora quiera vengarse de todo el mal que le hicimos».


Luego ordenó a los médicos a su servicio que embalsamaran el cuerpo y así lo hicieron.


Sus servidores lo sacaron del carro en que estaba y lo trasladaron a otro carro y lo llevaron a Jerusalén. Allí murió y fue sepultado en el panteón de sus antepasados. Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por él.


Cuando ya no me queda aliento, tú me muestras el camino. Por la senda que transito algunos me han tendido una trampa.


Me vestía yo de luto, como por un amigo o un hermano. Afligido, inclinaba la cabeza, como si llorara por mi madre.


Más vale lo poco de un justo que la abundancia de muchos malvados;


Pues corren presurosos a hacer lo malo; ¡tienen prisa por derramar sangre!


Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de una fortaleza.


Él trama el mal en su corazón y siempre anda provocando pleitos.


No permitas que el enojo domine tu espíritu, porque el enojo se aloja en lo íntimo de los necios.


»”Porque mantienes una antigua enemistad entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el día de su castigo final.


Durante treinta días los israelitas lloraron a Moisés en las llanuras de Moab, guardando así el tiempo de llanto y luto por su muerte.


En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros.


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