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Génesis 19:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

21 —Está bien —respondió uno de ellos—; también esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

21 Y le respondió: He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 —Está bien —dijo el ángel—, concederé tu petición. No destruiré la pequeña aldea.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 El otro respondió: 'También este favor te lo concedo, y no destruiré ese pueblo del que has hablado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y le respondió: He aquí, también sobre esto he aceptado tu ruego.° No derrumbaré la ciudad de la cual has hablado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Él contestó: 'Bien, también te concedo este favor y no destruiré la ciudad de la que hablas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

21 Y le respondió: He aquí he recibido también tu súplica sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado.

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Génesis 19:21
16 Referencias Cruzadas  

»Haré de ti una nación grande y te bendeciré; haré famoso tu nombre y serás una bendición.


Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay?


Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy pequeña y en ella me pondré a salvo.


Pero ¡date prisa! y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad recibió el nombre de Zoar.


Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado está a la puerta para dominarte. No obstante, tú puedes dominarlo».


Atenderá a la oración de los desamparados y no despreciará sus ruegos.


Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva.


Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus clamores;


—Está bien, haré lo que me pides —dijo el Señor a Moisés—, pues cuentas con mi favor y te conozco por nombre.


Así dice el Señor acerca de este pueblo: «Les encanta vagabundear; no refrenan sus pies. Por eso yo no los acepto, sino que voy a recordar sus iniquidades y a castigar sus pecados».


No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga triunfar la justicia.


Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite.


Por eso era preciso que en todo se pareciera a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y compasivo al servicio de Dios, a fin de obtener el perdón de los pecados del pueblo.


Dicho esto, David aceptó lo que ella había traído. —Vuelve tranquila a tu casa —añadió—. Como puedes ver, te he hecho caso: te concedo lo que me has pedido.


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