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Éxodo 32:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

17 Cuando Josué oyó el ruido y los gritos del pueblo, dijo a Moisés: —Se oyen en el campamento gritos de guerra.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campamento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Cuando Josué oyó el alboroto del pueblo, que gritaba desde abajo, exclamó a Moisés: —¡Parece que hay guerra en el campamento!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Josué estaba con Moisés, y al oír el griterío del pueblo dijo: '¡Hay gritos de guerra en el campamento!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y cuando Josué oyó la voz del pueblo en su clamor, dijo a Moisés: ¡Voz de guerra en el campamento!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Cuando oyó Josué el vocerío del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: 'Se oyen gritos de guerra en el campamento'.

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Éxodo 32:17
20 Referencias Cruzadas  

En cuanto suena la trompeta, resopla desafiante; percibe desde lejos el fragor de la batalla, los gritos de los comandantes y las órdenes de ataque.


¡Aplaudan, pueblos todos! ¡Aclamen a Dios con gritos de alegría!


Entonces Moisés ordenó a Josué: «Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir a los amalecitas. Mañana yo estaré en la cima de la colina con la vara de Dios en la mano».


Moisés subió al monte de Dios, acompañado por su asistente Josué,


Tanto las tablas como la escritura grabada en ellas eran obra de Dios.


Pero Moisés respondió: «Lo que escucho no son gritos de victoria ni tampoco lamentos de derrota; más bien, lo que escucho son canciones».


En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó para entregarse al desenfreno.


El Señor de los Ejércitos ha jurado por sí mismo: “Te llenaré de enemigos, como de langostas, y lanzarán gritos de victoria sobre ti”.


Por eso yo prenderé fuego a los muros de Rabá que consumirá sus fortalezas entre gritos de guerra en el día de la batalla, y en el rugir de la tormenta en un día de tempestad.


Por eso yo enviaré fuego sobre Moab que consumirá las fortalezas de Queriot. Y morirá Moab en medio del estrépito de gritos de guerra y toques de trompeta.


Al resto del pueblo, en cambio, Josué le ordenó marchar en silencio, sin decir palabra alguna ni gritar hasta el día en que les diera la orden de gritar a viva voz.


A la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron las trompetas y Josué ordenó al ejército: «¡Empiecen a gritar! ¡El Señor les ha entregado la ciudad!


Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas y la gente gritó a voz en cuello, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. El pueblo avanzó sin detenerse y tomó la ciudad.


Cuando todos escuchen el toque de trompeta, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán y cada uno entrará sin impedimento».


Cuando se acercaba a Lejí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de victoria. En ese momento, el Espíritu del Señor vino sobre él con poder y las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemada; además las ataduras de sus manos se deshicieron.


David cumplió con las instrucciones de Isaí. Se levantó muy de mañana y, después de encargarle el rebaño a un pastor, tomó las provisiones y se puso en camino. Llegó al campamento en el momento en que los soldados, lanzando gritos de guerra, salían a tomar sus posiciones.


Entonces los soldados de Israel y de Judá, dando gritos de guerra, se lanzaron contra ellos y los persiguieron hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Ecrón. Todo el camino, desde Sajarayin hasta Gat y Ecrón, quedó regado de cadáveres de filisteos.


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