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Éxodo 32:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

14 Entonces el Señor se calmó y desistió de hacer a su pueblo el daño que había sentenciado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Entonces el Señor cambió de parecer en cuanto al terrible desastre con que había amenazado destruir a su pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Así, pues, Yavé renunció a destruir a su pueblo, como lo había anunciado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y desistió YHVH del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Yahveh renunció entonces al castigo con que había amenazado a su pueblo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.

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Éxodo 32:14
20 Referencias Cruzadas  

lamentó haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón.


Entonces el ángel del Señor, que estaba en el lugar donde Arauna el jebuseo limpiaba el trigo, extendió su mano hacia Jerusalén para destruirla. Pero el Señor se lamentó del castigo que había enviado y dijo al ángel destructor: «¡Basta! ¡Detén tu mano!».


Entonces Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Y al ver el Señor que el ángel la destruía, se lamentó y dijo al ángel destructor: «¡Basta! ¡Detén tu mano!». En ese momento, el ángel del Señor se hallaba en el lugar donde Arauna el jebuseo limpiaba el trigo.


Dios amenazó con destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, quien se puso ante él en la brecha e impidió que su ira los destruyera.


Dios se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión.


Pues si realmente es así, dime cuáles son tus caminos. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo.


pero si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo desistiré del castigo que había pensado infligirles.


Así que enmienden ya su conducta y sus acciones; obedezcan al Señor su Dios y el Señor cambiará de parecer del mal que ha anunciado.


»¿Acaso Ezequías, rey de Judá, y todo su pueblo mataron a Miqueas? ¿No es verdad que Ezequías temió al Señor y pidió su ayuda, y que el Señor desistió del mal que les había anunciado? Sin embargo, nosotros estamos por provocar nuestro propio mal».


Rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga.


Entonces el Señor se compadeció y dijo: —Esto no va a suceder.


Entonces el Señor se compadeció y dijo: —Esto tampoco va a suceder.


Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que habían abandonado su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que había anunciado.


Así que oró al Señor de esta manera: —¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes.


El Señor respondió: —Me pides que los perdone y los perdono.


Yo me quedé en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, como lo hice la primera vez, y también esta vez el Señor me escuchó. Como no era su voluntad destruirlos,


Me dije: “Voy a dispersarlos; borraré de la tierra su memoria”.


El Señor defenderá a su pueblo cuando lo vea sin fuerzas; tendrá compasión de sus siervos cuando ya no queden ni esclavos ni libres.


Cada vez que el Señor levantaba entre ellos un líder, el Señor estaba con él. Mientras ese líder vivía, los libraba del poder de sus enemigos, porque el Señor se compadecía de ellos al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían.


«Lamento haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones». Tanto se alteró Samuel que pasó la noche clamando al Señor.


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