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Esdras 3:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

11 Todos daban gracias al Señor y a una le cantaban esta alabanza: «Él es bueno; su gran amor por Israel perdura para siempre». Y todo el pueblo alabó con grandes aclamaciones al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

11 Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Con alabanza y agradecimiento entonaron el siguiente canto al Señor: «¡Él es tan bueno! ¡Su fiel amor por Israel permanece para siempre!». Luego todo el pueblo dio un fuerte grito, alabando al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Entonaron este canto para alabar y celebrar a Yavé: '¡Porque es bueno, porque eterno es su amor para con Israel!' Todo el pueblo lanzaba grandes aclamaciones, y daba gracias a Yavé porque se habían puesto los cimientos del Templo de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y entonaron un cántico de alabanza y gratitud a YHVH: Porque es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Entonces todo el pueblo gritó con gran alegría alabando a YHVH porque los cimientos de la Casa de YHVH habían sido echados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Y cantaban alternativamente, alabando y ensalzando a Yahveh: 'Porque es bueno, porque es eterna su misericordia hacia Israel'. Y todo el pueblo prorrumpía a grandes voces en alabanzas a Yahveh, porque se habían echado ya los cimientos del templo de Yahveh.

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Esdras 3:11
32 Referencias Cruzadas  

»Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


Con ellos nombró a Hemán y a Jedutún; también a los demás que había escogido y designado por nombre para que alaben al Señor: «Su gran amor perdura para siempre».


Los trompetistas y los cantores alababan y daban gracias al Señor al son de trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales. Y, cuando tocaron y cantaron al unísono: «Él es bueno; su gran amor perdura para siempre», una nube cubrió el Templo del Señor.


Al ver los israelitas que el fuego descendía y que la gloria del Señor se posaba sobre el Templo, cayeron de rodillas al piso y, postrándose rostro en tierra, alabaron al Señor diciendo: «Él es bueno; su gran amor perdura para siempre».


Los jefes de los levitas eran Jasabías, Serebías y Jesúa, hijo de Cadmiel. Cuando les llegaba el turno de servicio, sus parientes se colocaban frente a ellos para la alabanza y la acción de gracias; un grupo respondía al otro, según lo establecido por David, hombre de Dios.


Los dos coros ocuparon sus sitios en el Templo de Dios. Lo mismo hicimos yo, la mitad de los oficiales del pueblo,


Porque el Señor es bueno, su gran amor perdura para siempre y su fidelidad permanece por todas las generaciones.


Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos,


¡Aleluya! Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


¡Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre!


Den gracias al Señor porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.


Señor, mi corazón no es orgulloso ni son altivos mis ojos; no busco grandezas desmedidas ni proezas que excedan a mis fuerzas.


Alaben al Señor, porque el Señor es bueno; canten salmos a su nombre, porque eso es agradable.


¡Aplaudan, pueblos todos! ¡Aclamen a Dios con gritos de alegría!


Dios el Señor ha ascendido entre gritos de alegría y toques de trompeta.


Miriam les cantaba así: Canten al Señor, que se ha coronado de triunfo arrojando al mar caballos y jinetes.


¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión, pues es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!».


¡Canten de alegría, cielos, que esto lo ha hecho el Señor! ¡Griten con fuerte voz, profundidades de la tierra! ¡Prorrumpan en canciones, montañas y bosques, con todos sus árboles! Porque el Señor ha redimido a Jacob, Dios ha manifestado su gloria en Israel.


Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria».


el grito de gozo y alegría, el canto del novio y de la novia, también la voz de los que traen al Templo del Señor ofrendas de acción de gracias y cantan: »” ‘Den gracias al Señor de los Ejércitos, porque el Señor es bueno, porque su gran amor perdura para siempre’. Haré que vuelvan del cautiverio de este país —afirma el Señor—, y volverán a ser como al principio”.


“¿Queda alguien entre ustedes que haya visto este Templo en su antiguo esplendor? ¿Qué les parece ahora? ¿No lo ven como muy poca cosa?


¿Quién te crees tú, gigantesca montaña? Ante Zorobabel te convertirás en llanura. Y él sacará la piedra principal entre gritos de: ¡Dios la bendiga! ¡Dios la bendiga!”».


¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, victorioso y humilde. Viene montado en un burro, en un burrito, cría de asna.


De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen.


Al resto del pueblo, en cambio, Josué le ordenó marchar en silencio, sin decir palabra alguna ni gritar hasta el día en que les diera la orden de gritar a viva voz.


A la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron las trompetas y Josué ordenó al ejército: «¡Empiecen a gritar! ¡El Señor les ha entregado la ciudad!


Cuando todos escuchen el toque de trompeta, el pueblo deberá gritar a voz en cuello. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán y cada uno entrará sin impedimento».


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