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Eclesiastés 2:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 Nadie se acuerda jamás del sabio ni del necio; con el paso del tiempo todo cae en el olvido; lo mismo mueren los sabios que los necios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Pues tanto el sabio como el necio van a morir. Al sabio no se le recordará más que al necio. En los días futuros, ambos serán olvidados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pues a la larga no se acuerdan más del sabio que del tonto, y si todo recuerdo ha de perderse en el futuro, ¿cómo hablar de sabiduría y de locura?

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre, pues en los días venideros todo habrá sido olvidado. ¿Y cómo muere el sabio? ¡Como el necio!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Porque del sabio, lo mismo que del necio, no habrá recuerdo duradero: con el paso del tiempo, todo es olvidado. Sí; el sabio muere lo mismo que el necio.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado. ¿Y cómo muere el hombre sabio? Como el necio.

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Eclesiastés 2:16
17 Referencias Cruzadas  

Entonces el rey compuso este lamento por Abner: «¿Por qué tenía que morir Abner como mueren los canallas?


cuando el viento pasa desaparece sin dejar rastro alguno.


Nadie puede negar que todos mueren, que sabios e insensatos perecen por igual y que sus riquezas se dejan a otros.


¿Acaso en las tinieblas se conocen tus maravillas o tu justicia en la tierra del olvido?


Murieron José y sus hermanos y toda aquella generación.


Pero llegó al poder en Egipto un nuevo rey que no había conocido a José


La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.


Nadie se acuerda de las generaciones anteriores, como nadie se acordará de las últimas. ¡No habrá memoria de ellos entre los que habrán de sucedernos!


El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras. Pero me di cuenta de que un mismo final espera a todos.


Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?». Y me dije: «También esto es vanidad».


¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? ¿Y qué gana el pobre con saber enfrentarse a la vida?


Es mejor ir a un funeral que a una casa de fiestas. Pues la muerte es el fin de todo ser humano, y los que viven debieran tenerlo presente.


Vi también a los malvados ser sepultados —los que solían ir y venir del lugar santo—; a ellos se les echó al olvido en la ciudad donde así se condujeron. ¡Y también esto es vanidad!


En esa ciudad había un hombre pobre, pero sabio, que con su sabiduría salvó a la ciudad, ¡pero nadie se acordó de aquel hombre pobre!


Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada; tampoco tienen recompensa, pues su memoria cae en el olvido.


Los que temían al Señor hablaron entre sí, entonces él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre.


Así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez y después venga el juicio,


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