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Eclesiastés 2:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 Me dije entonces: «Vamos, pues, haré la prueba con los placeres y me daré la gran vida». ¡Pero aun esto resultó ser vanidad!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Me dije: '¡Vamos, encontremos la alegría, y que yo pruebe la felicidad!' Pero eso también no es más que un viento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Dije en mi corazón: ¡Ven pues, te probaré con el placer! ¡Prueba la felicidad! Pero he aquí también esto era vanidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Entonces me dije: '¡Voy a probar la alegría, a gustar el placer!'. Pero también eso es vanidad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás del placer. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Eclesiastés 2:1
27 Referencias Cruzadas  

Será mejor que bajemos a confundir su idioma para que ya no se entiendan entre ellos mismos».


El rey de Aram le respondió: —Bien, puedes ir; yo le mandaré una carta al rey de Israel. Y así Naamán se fue, llevando diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez mudas de ropa.


Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer jamás. Nadie me hará daño».


Dice el necio en su corazón: «No hay Dios». Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno!


El corazón me dice: «¡Busca su rostro!». Y yo, Señor, tu rostro busco.


Hasta de reírse duele el corazón y hay alegrías que acaban en tristezas.


Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la adolescencia. Sigue los impulsos de tu corazón y responde al estímulo de tus ojos, pero toma en cuenta que Dios te juzgará por todo esto.


No negué a mis ojos ningún deseo ni privé a mi corazón de placer alguno. Mi corazón disfrutó de todos mis trabajos. ¡Solo eso saqué de tanto afanarme!


Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?». Y me dije: «También esto es vanidad».


porque ¿quién puede comer y alegrarse, si no es por Dios?


El sabio tiene presente la muerte; el necio solo piensa en la diversión.


Por tanto, celebro la alegría, pues no hay para el ser humano nada mejor bajo el sol que comer, beber y alegrarse. Solo eso le queda de tanto afanarse en esta vida que Dios le ha dado bajo el sol.


Voy a decirles lo que haré con mi viña: Le quitaré su cerco para que sirva de pasto; derribaré su muro para que sea pisoteada.


Pero ustedes que encienden fuegos y preparan antorchas encendidas, caminen a la luz de su propio fuego y de las antorchas que han encendido. Esto es lo que ustedes recibirán de mi mano: en medio de tormentos quedarán tendidos.


El Señor y Dios me ha abierto los oídos y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás.


Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”.


»Había un hombre rico que se vestía con púrpura y lino fino, y daba espléndidos banquetes todos los días.


En los dominios de la muerte, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.


En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros.


Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero».


Ahora escuchen, ustedes los ricos: ¡lloren a gritos por las calamidades que les vienen encima!


Ustedes han llevado en este mundo una vida de lujo y de placer desenfrenado. Lo que han hecho es engordar para el día de la matanza.


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