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Daniel 8:18 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

18 »Mientras me hablaba, yo estaba aturdido, con el rostro en tierra. Entonces me tocó y me puso de pie.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

18 Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Mientras él hablaba, me desmayé y quedé tendido con el rostro contra el suelo, pero Gabriel con un toque me despertó y me ayudó a ponerme de pie.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Mientras estaba postrado en tierra y me hablaba, perdí el conocimiento; me tocó y me levantó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Mientras él hablaba conmigo, caí en un profundo adormecimiento con mi rostro en tierra, pero él me tocó y me hizo ponerme en pie.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Mientras él hablaba conmigo, caí rostro en tierra desmayado. Él me tocó y me puso de pie en el lugar donde me hallaba.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Y mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie.

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Daniel 8:18
13 Referencias Cruzadas  

Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño y lo envolvió una oscuridad aterradora.


Entre inquietantes visiones nocturnas, cuando cae sobre los hombres un sueño profundo,


Mientras me hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie y pude oír al que me hablaba.


Entonces alguien con aspecto humano tocó mis labios y yo los abrí; entonces comencé a hablar. Y dije al que estaba delante de mí: “Señor, por causa de esta visión me siento muy angustiado y sin fuerzas.


»Una vez más, el de aspecto humano me tocó y me infundió fuerzas.


»Cuando él se acercó al lugar donde estaba, me aterroricé y caí rostro en tierra. Me dijo: “Hijo de hombre entiende que la visión se refiere al tiempo del fin”.


»Yo, Daniel, quedé exhausto y estuve enfermo durante varios días. Luego me levanté para seguir atendiendo los asuntos del reino. Pero la visión me dejó pasmado, pues no lograba comprenderla».


Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó como a quien despierta de su sueño.


Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza.


Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que estaban con él.


Y ahora me juzgan por la esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados.


Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último.


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