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Daniel 2:34 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

34 De pronto, mientras usted contemplaba la estatua, una roca fue cortada, pero no por manos humanas. Esta golpeó e hizo pedazos los pies de hierro y barro de la estatua.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Mientras usted observaba, una roca de una montaña fue cortada, pero no por manos humanas. La roca golpeó los pies de hierro y barro, y los hizo pedazos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Tú estabas mirándola cuando se desprendió una roca sin que nadie la moviera; pegó a la estatua a la altura de los pies de hierro y de arcilla y los rompió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Estabas mirando, hasta que fue cortada una piedra (no con mano humana), y golpeó a la imagen en sus pies de hierro y barro cocido y los desmenuzó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Estabas mirando y, de pronto, se desprendió una piedra de la montaña sin intervención de mano alguna, chocó contra los pies de la estatua, que eran de hierro y de arcilla, y los pulverizó.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.

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Daniel 2:34
25 Referencias Cruzadas  

La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular.


Por eso dice el Señor y Dios: «Miren, yo pongo en Sión una piedra probada, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que crea no se tambaleará.


La nación o el reino que no te sirva perecerá; quedarán arruinados por completo.


¡Alcen el grito de guerra, pueblos, pues serán derrotados! ¡Escuchen, tierras distantes! ¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas! ¡Prepárense para la guerra, pues serán destrozadas!


»Ahí estarás tú, faraón, en medio de los paganos, abatido y sepultado junto con los que murieron a filo de espada.


Midió otros mil codos, pero la corriente se había convertido ya en un río que yo no podía cruzar. Creció tanto el torrente que solo se podía cruzar a nado.


y las piernas eran de hierro, lo mismo que la mitad de los pies, en tanto que la otra mitad era de barro cocido.


Entonces se dará a los santos, que son el pueblo del Altísimo, la majestad y el poder y la grandeza de los reinos. Su reino será un reino eterno, y lo adorarán y obedecerán todos los gobernantes de la tierra”.


Con su astucia propagará el engaño, creyéndose un ser superior. Destruirá a mucha gente que creía estar segura, y se enfrentará al Príncipe de los príncipes, pero será destruido sin intervención humana.


y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. »En aquel día convertiré a Jerusalén en una roca inconmovible para todos los pueblos. Los que intenten moverla quedarán despedazados.


Así que el ángel me dijo: «Esta es la palabra del Señor para Zorobabel: »“No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor de los Ejércitos—.


Yo te digo que tú eres Pedro. Sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas de los dominios de la muerte no prevalecerán contra ella.


Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.


Jesucristo es »“la piedra que desecharon ustedes los constructores y que ha llegado a ser la piedra angular”.


De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.


Por eso Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro.


Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, «la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular»,


Tocó el séptimo ángel su trompeta y en el cielo resonaron fuertes voces que decían: «El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos».


Le harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes. Los que están con él son sus llamados, sus escogidos y sus fieles».


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